PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 17 DE MARZO DE 2015
“No hay talento más valioso que
el de no usar dos palabras cuando basta una” decía Thomas Jefferson. Y si la
que se usa es clara y precisa, el talento ya es la pera limonera, que estoy de tender
puentes, crear redes y establecer sinergias hasta el riquitipollo:
con lo fácil que es decir “cooperación”, y a otra cosa, mariposa. Pero se lleva
lo que Baroja llamaba el estilo “con un poco de confitería”. O con
mucha, tanta que empalaga, porque hay gente tan
críptica y tan intensa que no la descifra ni Champollion; la misma que vive la vida como un culebrón, que
tiene cara de estreñimiento permanente, que lleva los
sentimientos a niveles terremóticos y que habla en endecasílabos.
A algunos la intensidad les viene de serie.
Como a Gloria Serra y su voz, capaz de convertir la desaparición del pendiente Lola
Flores en el Florida Park en un caso digno de Rust Cohle. Como a Bunbury y sus
uñas negras y atormentadas. Como a Shia Labeouf y sus tontunas de aparecer con
una bolsa de papel tapándose la cara. Como a Aznar y su mirada astringente. Como
a Pablo Iglesias y sus cejas fruncidas. Como a Íñigo Errejón y sus cejas
enarcadas. Claro que, en este caso, es normal que el crío haya salido intenso,
que su madre le cantaba “Grândola, Vila Morena” para que se durmiera. A mí la
mía me cantaba “El baúl de los recuerdos”, de Karina, y así estoy.
Voltaire ya defendía el derecho al entretenimiento
antes que Vasile: «Gracias a que somos frívolos la mayoría de la gente no se
ahorca», dijo el francés. Liberté, égalité, frivolité. A veces, levantarse por
las mañanas es tan duro que si no le echamos a esto un poco de tontería, no hay
forma de llegar al día siguiente. O lo que es lo mismo, y traducido al
tuiterismo, #stopdramasporfavor, que decía un pretendiente de “¿Quién quiere casarse
con mi hijo?”. Cenarse esas trivialidades también ayuda. Eso y ver a Manuel Pimentel como mediador de conflictos en un
anuncio de Ikea. O contemplar
cómo a Naty Abascal se le aparece el Espíritu Santo en forma de champán para
transmitirle el don de lenguas, que entre el habla cosmopolita, la falta de
logopeda y el Dom Pérignon, Naty también necesita un criptógrafo para
entenderla, pero no por intensa, sino por alegre. Porque no hay nada más inteligente que tomarse en
broma a uno mismo.
1 comentario:
Cuánta razón tienen usted y Voltaire. A mí una expresión superfragilística que me saca de quicio es "salir de tu zona de confort".
En fin, que la adoro.
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