PUBLICADO EL 3 DE MARZO DE 2015 EN LA VERDAD
Tuve una vez un conocido que todo lo reducía a la oferta y a la demanda. El
conocido era economista, pragmático e imbécil; uno de esos tipos que en lugar
de decirte “qué piel tan suave tienes”, te suelta un “qué bien afeitadas llevas
las piernas”. Con ese concepto posmoderno del romanticismo no creo que mojara
en su vida, pero seguro que ha triunfado con su reduccionismo económico-vital.
En eso coincide con Alex Nogueras, uno de los propietarios de la galería
que ha expuesto en ARCO la obra de Wilfredo Prieto. Nogueras afirma que
los 20.000 euros que cuesta el famosísimo vaso de agua del artista “es un tema puramente de mercado, de la ley de la oferta y
la demanda”. Y esa argumentación vale para todo: lo mismo justifica el valor de
un vaso de agua que la existencia de la prostitución, las guerras del petróleo
o el precio de unos Louboutin. Si a ello unimos a Kiko Rivera berreando
“Así soy yo”, la otra gran frase que disculpa la ignorancia, la soberbia y el
sobrepeso, tendremos las claves de la razón práctica y de los tiempos modernos.
Lo cierto es
que con el vaso de agua nos ha salido el cuñao que todos llevamos dentro, el
que delante de un Miró dice que eso lo hace su hijo de tres años. Y ahí
se nos ha acabado la feria, que si los árboles no nos dejan ver el bosque, en
ARCO los vasos no nos han dejado ver la cristalería: las más de dos mil
creaciones presentadas han quedado eclipsadas en los medios de comunicación por
la obra de Prieto. Pero es que a ver quién se resiste a la chufla: por mucho
que una supere el figurativo y el abstracto para llegar al conceptual, y por
mucho que una sea la reina del catetismo ilustrado y combine la boina de Paco
Martínez Soria con las gafas de pasta, si estoy en ARCO y me piden ese
pastizal por un vaso de agua medio lleno, me desorino. Eso sí, en un bote de
plástico, para después ponerlo en una leja y venderlo como “Excrecencia
femenina resultado de la incomprensión artística postapocalíptica”. Y entre lo
flojo que tengo el muelle desde que fui madre y la dieta de la alcachofa para
eliminar líquidos, acabo con una retrospectiva en el MOMA. O ingresada por
deshidratación. Pero todo sea por el arte.
4 comentarios:
preparo una entrada en mi blog sobre esta colosal obra de ARTE. Te citaré, jejeje!
besos mil
Lo leeré con atención, querido.
Otros mil besos para usted ;)
Ciertamente una retrospectiva hídrica suya en el MoMA sería un eventazo. Yo repartiría entre los asistentes bastoncillos para analizar desde sustancias a embarazos, por aquello de añadirle una performance.
Un fuerte abrazo.
La performance no va a ser necesaria, querido, que yo ya en vez de rezarle a la Virgen de Regla, estoy empezando a rezarle a Nuestra Señora de la Menopausia.
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