miércoles, 30 de enero de 2019

TAL COMO ÉRAMOS

PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 22 DE ENERO DE 2019
En este invierno de nuestro descontento y en estas tardes de procrastinación, a veces me dedico a buscar a viejos amigos en Facebook. Por aburrimiento, por curiosidad, por morbo, por el malsano placer que produce quitarse las costras de las heridas o por saber en qué punto del camino entre nuestro instituto y el de nuestros hijos se quedaron las expectativas y las ilusiones. 
Hoy me he encontrado con Q. Cuando le conocí, Q. tenía una moña larga y lisa como el cantante de China Crisis, ya trabajaba, bebía Voll-Damm y se iba a comprarme el "Madrid me mata" al único kiosco de la ciudad donde lo vendían. No le entusiasmaban los Smiths, pero hacía como que sí por darme el gusto. Salíamos, entrábamos y soñábamos juntos sueños distintos: yo, con la capital y el moderneo; él, con un trabajo mejor y una familia. Q. era un buen tipo; posiblemente, demasiado bueno para mí en aquel momento. 
Ahora, Q. tiene un muro de Facebook que parece el de las lamentaciones: que si los independentistas, que si los inmigrantes, que si los podemitas, que si las feminazis. Me encuentro con un señor al que no reconozco, que ha llegado a ser lo opuesto de lo que era (o de lo que yo pensaba que era), que se ha desabrochado el botón del pantalón y se ha dejado ir. No es el mismo. No somos los mismos. O sí: yo sigo siendo igual de idiota, pero con más celulitis. O sí: él sigue siendo un buen tipo al que, en algún punto de ese camino entre institutos, le han convencido de que las cosas no funcionan por culpa de los demás, de que está enfadado, muy enfadado, y de que es hora de exigir algo que se supone que es suyo. O no, yo qué sé. 
De repente, entre el ruido y la furia, descubro a Q. posando en varias fotos junto a su familia. Se ha cortado la moña, pero sigue teniendo pelazo. Parece dichoso, satisfecho, tranquilo, y es por eso por lo que me chirrían tanto sus exabruptos: a lo mejor es que quieren convencernos de que somos más infelices de lo que somos para poder manejarnos con mayor facilidad; no sé, tampoco sé. Lo que sí sé es que conservar el pelo pasados los cincuenta es motivo más que suficiente para estar agradecido, y no cabreado. Aunque a mí me gustaba más con moña.


"MADRID ME MATA", LA REVISTA CREADA POR MARINÉ.
EN ALGÚN SITIO DE LA BUHARDILLA TENGO ALGUNOS NÚMEROS. HABRÁ QUE BUSCARLOS

1 comentario:

Antonio Meroño dijo...

Yo tengo un muy buen amigo que en el franquismo militó en unidad comunista y hoy, ya jubilado, está cercano a Vox y en su blog, al igual que tu amigo, dispara contra indepes, podemitas, mujeres..en fin, un saludo muy cordial...