PUBLICADO EN LA VERDAD EL 9 DE JUNIO DE 2015
Pablo Iglesias y Pedro Sánchez se van a comer y piden
tortillita. Bono invita a su casa a Iglesias, Errejón y Zapatero, y prepara
tortillita. Adolfo Suárez también era muy de tortilla; de poco comer y mucho
fumar. Todo muy frugal y muy ligero, que esta nueva transición política se ha
convertido en una transición léxico-gastronómica donde los aumentativos son
sustituidos por los diminutivos: del chuletón y del vinazo a la tortillita y el
pescadito. Se acabaron las comilonas a cargo del contribuyente con primero,
segundo, postre, café, copa, puro y lo que surja, que nunca ha estado tan mal
visto como ahora un político con barriga y con manchas de chuletón de Ávila en
la corbata. En estos momentos, nuestros dirigentes están tan preocupados por la
situación del país que no les entra ni la comida. Acabáramos.
Lo que no sabemos es si Pedro Sánchez, en sus reuniones con
el líder de Podemos y entre bocado y bocado de tortillita, le ha hecho caso a
Ortega Cano: “Viene un momento muy crucial en la vida política, y le digo (a Pedro Sánchez) que lo que haga lo haga con
templanza, con serenidad, por el bien de España, lo que haga en este
caso con los pactos de los partidos emergentes
nuevos”, ha dicho el torero. Si a Boecio la cárcel le sirvió para
escribir “De la consolación de la filosofía”, a Ortega Cano le ha servido para reconvertirse
en analista político y renovarse en cuerpo, alma y tinte. Pero Ortega Cano dando
consejos es como Kim Jong-un hablando de derechos humanos, Berlusconi abanderando
el feminismo o Arias Cañete recomendando la dieta de la alcachofa: un
despropósito. Los de Cartagena somos así, señoría.
Ortega también ha debido de comer tortillita en la cárcel, que ha salido
apolíneo y juncal. Ya sólo me falta que adelgacen Falete y Terelu y me quede
sin musas para las columnas, que la tortillita es el nuevo negro y está
marcando tendencia en toda España. En toda menos aquí, que nuestros
políticos son más de morcón, longaniza seca, michirones y chato murciano. Y
hoy, Día de la Región, con más motivo: lo celebrarán poniéndose hasta las
trancas aunque aún no tengamos gobierno y vayamos como vaca sin cencerro. Quizás
los líderes regionales sigan prefiriendo el cerdo a la tortilla porque, para
hacerla, hay que romper los huevos. Y ninguno se atreve.
2 comentarios:
La tortilla es una metáfora nacional. Para hacerla hacen falta huevos. Una buena tortilla requiere mucho más de lo que la gente imagina. Y se trata de un manjar sin florituras.
Viva la tortilla, su región y usted.
Hacer una buena tortilla es casi tan difícil como hacer un buen arroz. Seguro que Lady Laca las borda ;)
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