PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 13 DE MAYO DE 2014
Estoy asustaíta perdía: mañana tengo visita al
ginecólogo y miedo me da que me diga que tengo la Hormona del Amor por las
nubes, que ahora se te desequilibran las endorfinas y quedas a merced de
cualquier desaprensivo en un plis. Y, si no, que se le digan a Ortega, a Gasset,
a Pantoja y a su abogado, que eso de que la
descarga hormonal del estado de enamoramiento cegó a su defendida y le impidió ver
que Muñoz era un político corrupto, es de capítulo de inicio de
temporada de “Ally McBeal”.
Siguiendo la teoría del abogado de la Panto,
que parece elaborada por Bizcochito, las hormonas pueden provocar ceguera
temporal por amor a tu churri, al comercio o a cualquier otra cosa: una chica
de 23 años ofrece una hora de sexo por una entrada de la Final de la Champions,
ya que le gustaría ir con su novio y sólo dispone de una. Otra bruta, ciega,
sordomuda, torpe, traste y testaruda. Y con vocación de pobre, que es lo peor: al
menos, Robert Redford le ofreció a Woody Harrelson un millón de dólares por
pasar una noche con su mujer. Y todavía sigo sin entender el problema: el auténtico
conflicto interno de la protagonista hubiera existido si Demi Moore hubiese
tenido que yacer con Fernando Esteso. Pero ¿con Robert Redford? Amos, anda.
Peor lo tienen dos chicos “casi universitarios”,
cegados por la testosterona y por el amor a sus colores, que también prometen sexo
durante una hora a cambio de un par de entradas: los chiquillos están
convencidos de que los van a llamar dos MILF cachondonas que se parecen a Robin
Wright y a Naomi Watts cuando, como mucho, se van a encontrar a Las Chicas de
Oro con las entradas metidas en la bragafaja. Me da en la pituitaria que estos muchachos
acabarán viendo el partido en el sofá de casa de sus padres tomándose una Fanta
de naranja.
Así que con, tanto
despiporre glandular, estoy que no me llega la camisa al cuerpo. Porque he
engordado, vale, pero sobre todo porque me temo que me salgan en los análisis las
hormonas más locas que los coches de choque. Sólo me falta que el ginecólogo me
diga que se me han disparado los andrógenos y que me va a crecer la barba, como
a Conchita la eurovisiva. En esa caso, ofrezco una hora de sexo a cambio de la
depilación láser. Por amor a mi careto.
NOTA: Aquí están algunas de las ofertas. La mejor, sin duda, la última: no tengo entradas para la final, pero ofrezco sexo igualmente y nos echamos unas risas viéndola por la tele.
1 comentario:
Ay, Sra. Palo, no se ciegue usted, que certera nos sienta muy bien. Aunque puestos a enloquecer, hágalo con todas sus consecuencias. Y niéguelo todo despues, claro.
Yo la apoyaré hasta donde sea necesario.
¡Besos!
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