PUBLICADO EL MARTES 14 DE ENERO DE 2014 EN LA VERDAD
“¡Deja de fumar y ponte a vapear!”, escucho en
la radio con la legaña todavía puesta. Así, con exclamaciones y a traición, que
no me he echado al coleto ni un café y ya me están provocando el primer
parraque del día. “Vapear”, qué palabra más feísima. No sé yo quién habrá sido
el creativo al que se le ha ocurrido, pero me da que si Lázaro Carreter levantara
la cabeza no metía el dardo en la palabra sino en el ojo del listo que se lo ha
inventado. ¿Ahora vamos a cantar “Vapear es un placer genial, sensuaaaaal”
pegando la lengua al paladar? ¿O a decir “Amparo, vapéate un porro”? Poz no.
Pero no sé de qué me extraña, porque después
del café descafeinado, la Coca-Cola light, la leche desnatada y la cerveza sin
alcohol, tenían que llegar los cigarrillos sin tabaco. Y han llegado arrasando,
que sales a la calle y te encuentras con más tiendas de cigarrillos
electrónicos que de cupcakes, esas magdalenas pijas que bendice Tamara Falcó convencida
de que si dice un Ave María antes de comérselas no engordan: hija, ni rezando tres
rosarios seguidos acaba una con esas bombas hipercalóricas. Y así, casi sin
darnos cuenta, hemos pasado del humo al vapor, de ser chimeneas a parecer locomotoras.
A cambio usted ya elige si al cigarrillo le pone aroma a tabaco, frutas del
bosque, papaya, caramelos o whisky de malta, que mira tú por dónde estoy yo por
comprarme uno y dejar de fumar y de comer al mismo tiempo: cuando apriete la
gazuza me echo un liquidito con sabor a cocido de pava con pelotas y mato dos
pájaros de un tiro. Y cuando saquen uno con regusto a Ewan McGregor, ni les
cuento: voy a estar todo el día paveando, digo, vapeando.
Hablando de hombretones, ayer mi santo dejó de
fumar. A lo vivo, sin cigarrillos electrónicos ni ná de ná. Puro macho. El
único problema es que para mejorar su salud va a empeorar la de nuestro
matrimonio, que el tío se pone insoportable cada vez que lo deja. Así que salgo
un momentico a por una caja de Orfidal para mí y a por medio kilo de regaliz de
palo para él, que nos esperan tiempos difíciles. Y a por tabaco, que escribiendo
la columna me he fumado lo que me quedaba.
5 comentarios:
Ja, ja, ja. Yo he sido víctima del vapeo: un día no pude resistirlo y me compre un e-cigar de esos. Más chulo el aparato! Con su cargador con puerto USB y todo. Pero vapear he vapeado poco, la verdad. Al final prefiero fumar, aunque debería dejarlo, como su Santo, al que deseo los mayores éxitos en esta cruzada.
¡Ole ahí los cuñaos guapos y con sentido del humor! Y mi santo lo lleva bastante bien (de momento). Besicos ;)
P.D. Lo del puerto USB es de coña, ¿no?
¡Ole ahí los cuñaos guapos y con sentido del humor! Y mi santo lo lleva bastante bien (de momento). Besicos ;)
P.D. Lo del puerto USB es de coña, ¿no?
De coña nada, que lo puedo cargar con el ordenador y todo.
Jajaja. Vuelvo a leerla después de tantos días y me confirma que hacerlo es más placentero que un cigarrillo. Al menos de los normales. De los que saben a Ewan no sé.
Repasaba su post y me veía la imagen de la leche sin lactosa. No sé qué pensará usted, pero después de los Gobiernos desgobernados, me parece la cosa más absurda del Universo. Bueno, Tamara tampoco se queda muy atrás.
La Adoro. ¡Besos!
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