PUBLICADO EL 1 DE MAYO DE 2012 EN LA VERDAD
“Tener trabajo es vintage”, dice Rosa Belmonte. Pero vintage de lujo, añado yo (con su permiso, maestra), como tener un Balenciaga. Es lo más de lo más. Por eso las que habitualmente no han dado ni palo al agua se han puesto a currar, que a ellas no se les caen los anillos de Bulgari. Carmen Lomana declara que “El peor insulto es que digan que no trabajo”, y Carolina de Mónaco se va a hacer distribuidora Avon de un momento a otro: nada más que con las cremas reductoras que le va a vender a su hermano Alberto tiene para pagarle las clases de equitación a Carlota durante tres años. Celebrar hoy el 1 de mayo es más exclusivo que asistir al Baile de la Rosa.
“Tener trabajo es vintage”, dice Rosa Belmonte. Pero vintage de lujo, añado yo (con su permiso, maestra), como tener un Balenciaga. Es lo más de lo más. Por eso las que habitualmente no han dado ni palo al agua se han puesto a currar, que a ellas no se les caen los anillos de Bulgari. Carmen Lomana declara que “El peor insulto es que digan que no trabajo”, y Carolina de Mónaco se va a hacer distribuidora Avon de un momento a otro: nada más que con las cremas reductoras que le va a vender a su hermano Alberto tiene para pagarle las clases de equitación a Carlota durante tres años. Celebrar hoy el 1 de mayo es más exclusivo que asistir al Baile de la Rosa.
Trabajar ha pasado de ser una maldición bíblica a una bendición,
y ganarte el pan con el sudor de tu frente es lo mejor que te puede ocurrir,
aunque te vayas solico a 800
kilómetros, aunque dejes aquí a tu familia, aunque no
conozcas el idioma: A. ha encontrado trabajo en Portugal y en el Facebook tiene
más felicitaciones que el día de su cumpleaños. Así que si usted es uno de esos
afortunados con curro, aférrese a él con uñas y dientes. No se queje, no
proteste. No se le ocurra tararear “Es una lata el trabajar” mientras archiva
los informes, que Luis Aguilé se ha convertido en un símbolo de la
contracultura, y vaya quemando los discos de Paco Ibáñez. Levántese todos los
días a las siete de la mañana dando gracias por sus ojeras y su color cetrino. Si
tiene un buen jefe (que los hay, me consta) guárdele fidelidad eterna. Y si su
jefe le putea más que Meryl Streep a Anne Hathaway en “El diablo viste de
Prada”, aguante como un campeón: es posible que se le acabe poniendo cara de
José Luis López Vázquez o que, de repente, le salga una cofia y se despierte
transmutado en Gracita Morales, que hay que ver qué cosas tiene el señorito,
pero todo sea por seguir en el tajo. Aunque eso a mí no me pasa, claro, que yo
tengo un jefe buenísimo, de verdad lo digo, que estoy a sus órdenes, Señor Director
General. ¡Qué digo yo, Señor Director
General! ¡Qué digo yo!... ¡Presidente!
¡Presidente!, que ese es el cargo que usted se merece. Póngame a los pies de su
señora.
2 comentarios:
Jajaja. Me ha encantado saber que tengo algo "vintage" más.
Ay madre, puede que estemos ante un relevo generacional, o de la Sociedad de Castas. Ahora trabajarán ciertas clases y otras a vivir del cuento.
Ciertamente, depende de cómo se plantee no sería mal plan.
Otro día le hablo de mi jefe -le encantará-.
De momento, hasta que no pueda vivir del cuento -y la novela- guardaré en lo posible mi trabajo. Y la admiración por usted.
LA ADORO.
Hábleme de su jefe, porfaplía!!
Publicar un comentario