miércoles, 14 de noviembre de 2018

PURO VICIO

PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 13 DE NOVIEMBRE DE 2018

Todos tenemos secretos. Cosas tan íntimas que no reconoceríamos ni aunque nos metieran astillas debajo de las uñas o nos amenazaran con un hurón loco. Pulsiones que nos avergüenzan, que nos asustan o que somos incapaces de verbalizar. Aficiones inconfesables, gustos raros y perversiones extrañas. 

Nos pirran nuestros hedores y nuestras secreciones; nos hacemos el moco, nos olemos la ropa interior, nos quitamos las pelotillas entre los dedos de los pies y nos rascamos las picaduras de los mosquitos hasta hacernos sangre. Bailamos delante del espejo haciendo playback, escuchamos canciones tontas que nos emocionan hasta la lágrima, leemos libros espantosos que nos mantienen despiertos un martes por la noche, vemos películas de tercera regional que nos encantan y series más malas que el baladre de las que esperamos con ansia viva la próxima temporada. Guarreamos con la comida, bebemos agua de la botella a morro, chupamos las tapas de las natillas, metemos el dedo en el bote de la leche condensada y nos comemos la fruta escarchada del Roscón de Reyes. Nos ponemos como motoretas con señores y señoras a los que no saludaríamos jamás en público, y nos remueven hasta los cimientos a nivel terremótico gente objetivamente fea y asimétrica: véase que hay personal al que le molan los abdominales de Aznar o los contoneos de cadera de Georgie Dann. Si eso no son parafilias, que venga el Marqués de Sade y lo vea. 

Los japoneses son peores, claro, que eso de comprar bragas usadas en máquinas expendedoras, pagar por echarse una siesta sobre el regazo de una mujer o mojar patatas fritas en chocolate es de traca, pero es que las guarreridas japonesas han sido siempre superiores a las españolas. Hasta que ha llegado Techi al Poli DeLuxe. Techi no es japonesa, pero parece del mismísimo Osaka: no sólo por el nombre, Te Chi, y por los ojos achinados a causa del bótox, sino también porque fue novia del Paquirrín pre balón gástrico, lo cual ya indica el nivel de perversión. A Techi le preguntaron si alguna vez le había depilado los pelos de la espalda a Kiko Rivera. Sí, contestó. Con crema depilatoria, aclaró. Tan fresca. Sólo le faltó decir que le quitaba los puntos negros para superar "El imperio de los sentidos". También es cierto que peor es lo mío, que lo estoy viendo un sábado por la noche. Puro vicio. 


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