miércoles, 29 de mayo de 2019

EL PORVENIR

PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 28 DE MAYO DE 2019
Lo más indómito que he hecho en mi vida fue quedarme a dormir en Tabarca sin haberlo planeado. El día, uno de esos de anuncio de cervezas, se nos había hecho corto, así que decidimos alargarlo convirtiéndolo en uno de esos de anuncio de ron. Y allí nos quedamos: sin muda, sin maquillaje y sin secador, pero en un hotel, claro, que una no ha dormido nunca al raso y no es cuestión de empezar a hacerlo cuando ya tiene las vértebras caducadas. 
Más que sentir la llamada de lo salvaje, aquel día sentimos la llamada de hacer que lo bueno no se acabara, de que las conversaciones, hechas íntimas, o locas, o sinceras, o pedantes por el alcohol y la playa, siguieran hasta que cerrara el único bar que había en la isla. P., incluso, nos leyó las cartas. Y acertó. Tal cual. Después de aquello, y viendo que P. reinaba sobre el futuro, jamás le volvimos a decir que nos las echara. Pero seguro que, más de uno, y si hubiera tenido ocasión, le hubiera preguntado a P. sobre el porvenir. Sobre la salud, el dinero o el amor. O sobre los resultados electorales del domingo, que lo mismo tiene. Para ir preparándose para lo peor o para lo mejor, que no sé que estado requiere mayor prevención, si asumir el fracaso de una debacle o soportar la responsabilidad de tener en tus manos una ciudad entera, un pueblo, una región. Yo, que no sé qué hacer con mi vida los días pares, no me quiero ni imaginar dirigiendo las vidas de los demás hasta en los años bisiestos, tomando decisiones que afectan a tanta gente, creyendo que mi criterio es el bueno y, por tanto, el único. Tampoco sé si eso es valentía, soberbia, osadía, temeridad o supervivencia. O simple y pura política. 
Lo curioso es que, tras estas elecciones y una vez conocido el futuro pasado, en algunos casos nos siguen haciendo falta videntes para saber quiénes van a ser los que nos gobiernen. Menos mal que están los pactómetros, que son el nuevo tarot: 8.000 tiene Ferreras a disposición de escépticos y creyentes. Aunque, puestos a que te adivinen el porvenir, casi prefiero al maestro Joao leyendo culos en "Supervivientes". Con el mío, iba a tener más lectura que con la Enciclopedia Británica. Con los treinta y dos tomos. Y con celulitis.

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