PUBLICADO EN LA VERDAD EL MARTES 25 DE OCTUBRE DE 2016
Decía François de la Rochefoucauld que “Si en
los hombres no aparece el lado ridículo, es que no lo hemos buscado bien”. O
eso, o que no hemos visto “First Dates”, el programa de primeras citas que ha disparado
las audiencias de Cuatro. Será porque nos gusta más mirar por el ojo de la cerradura que a Terelu comer porras,
será porque ver el programa de Sobera es tan fascinante como contemplar un
accidente en la carretera o será porque la ridiculez humana es infinita, pero
el caso es que no podemos apartar los ojos de la flora y fauna que aparecen en
“First Dates”: la que quiere encontrar un millonario para vivir
en una mansión con piscina, cocineros y mayordomos, el que pide tartar de
salmón y se queja porque está crudo, la que no sabe lo que significa
“ilicitano”, el que dice que lo que más valora en una mujer es la inteligencia
y le entra un ataque de priapismo cuando le sientan frente a un pedazo de carne
con ojos pero con una delantera
que ni el Madrid de Di Stéfano, la que piensa que Benidorm
está al lado de Burgos, el que
dice que practica deporte porque van andando hasta el bar de la esquina o el
que afirma que sabe cocinar porque se calienta la leche en el microondas para desayunar.
Y una contempla el pampaneo mientras pierde la poca fe que le
quedaba en el ser humano, se cena una tortilla de atún con un tomate partido y
se maravilla ante el hecho de que Belén Esteban no haya llegado aún a
presidenta del gobierno con el apoyo de Los Chunguitos.
Lo mejor del programa es que, con el catálogo de
comportamientos sexuales que aparecen en él, se podría hacer un nuevo “Informe
Kinsey, corregido, ampliado y actualizado: ya sé lo que es “sapiosexual” y “pansexual”,
y he entendido al fin que el vecino del cuarto no es un chulángano por
enrollarse con tres a la vez, sino que es practicante del poliamor. Igualico
que el PSOE, que lo mismo se
citaba con Ciudadanos que con Podemos; que hace dos días estaba por el “no es
no” y ahora está por el “no, pero sí”. Será que el PSOE tenía un lío en la
cabeza que ni Rocío Dúrcal en “Me siento extraña”. O que es heteroflexible.
Ahora veremos cómo va la cita con Rajoy. Sólo falta que la comente Sobera.