PUBLICADO EN LA VERDAD EL 23 DE FEBRERO DE 2016
Si la
alegría dura poco en la casa del pobre, en la casa de la gorda ya ni les cuento:
leo en la portada de una revista que se llevan las curvas, y yo, con ese grande
gozo en el alma que da encontrar un rayo de esperanza entre tanto pollo piña y
tanto brócoli hervido, me lanzo a por ella para comprobar si es verdad que ya
no me tengo que preocupar por estar hecha un truño, que este año el
vacaburrismo es el nuevo negro, que voy a poder desparramarme por las playas
del Mar Menor sin que me de un ataque de ansiedad y que al fin podré comerme un
trozo de pizza sin que me sienta más culpable que el toro que mató a Manolete. Acabáramos:
ponen como ejemplo de gordas a Salma Hayek, Jennifer López, Kate Winslet, Christina
Hendricks y Beyoncé. Y miro mi culo de geometría variable y lo comparo con el
de la Beyon, que dicen en “Los Gipsy Kings” (ese programa que hay que ver con
las gafas de sol puestas para que los brillos y los doraos no te quemen la
retina) y me dan ganas de extraerme mi propia grasa, pero para ahogarme con
ella. Y me enfundo una falda lápiz para imitar el estilo de la López cuando va disfrazada
de señora, y la falda lápiz se convierte en una falda rotulador, pero de los de
escribir pancartas. Y me coloco un escote de vértigo a lo Salma Hayek y estoy
más ordinaria que Carmen de Mairena comiendo un kebab.
No me jodas,
hermana: si esas tías están gordas, yo estoy para que me proteja Greenpeace.
Por lo de ballena, digo. Agárrate que vienen curvas, sí, pero lo de ellas es
autopista hacia el cielo y lo mío carretera al infierno. Que vas a comparar esas
marmóreas venus de Praxíteles con mis últimos días de Pompeya. Que me vas a
decir tú a mí que esas tipas exuberantes, explosivas, jamonas y buenorras son
unas ceporras comedoritos. Que me haces salivar contándome milongas sobre el
poder de las mujeres reales para luego mostrarme un Olimpo de semidiosas. Amos,
anda y que te ondulen, que yo ya vengo ondulada de casa. Y mucho. Porque, según
ese criterio, si ellas son curvy, yo soy lorzy. Y hasta hipopótami.
Aquí, la gordi. Si me pongo yo eso, parezco un botillo del Bierzo