miércoles, 28 de octubre de 2015

LOS MUERTOS


PUBLICADO EL MARTES 27 DE OCTUBRE DE 2015 EN LA VERDAD

Contaba Lola Flores que quería que embalsamaran su cuerpo y lo pusieran en el Teatro Calderón para que los mariquitas, que la querían mucho, pasaran a verla mientras decían "Ay, mira Lola, qué lástima, con lo graciosa que era". Yo, como Lola, también tengo mucho predicamento entre el colectivo mariquitongo (entre el de varones heterosexuales de buen ver no tengo ninguno), pero dudo que hagan cola delante de mi féretro.

Le habla Lolita de sus muertos a Bertín Osborne. Bertín, quién lo iba a decir, se ha convertido para Televisión Española en una suerte de Larry King con pelo de señorito andaluz. Aunque no ha estado casado tantas veces como el norteamericano, que contrajo matrimonio en siete ocasiones, seguro que le gana en cuanto a mujeres. Más de mil, salió en el “Poli de Luxe”. Por pura estadística, es más que probable que Bertín se haya tirado a alguna de sus invitadas, y que el tema salga a relucir entre fino y fino, que Bertín y sus entrevistados hablan de todo: de amores, de hijos, de trabajo, de dinero. Hablan hasta de los muertos. Porque los muertos son cicatrices que duelen siempre: unas veces el dolor te aflige como cuando la humedad te reconcome los huesos; otras te atraviesa como si te echaran sal en la herida. Pero si Lola Flores hubiera muerto ahora, sus seguidores, más que llorarla, se harían selfies con ella poniendo morritos con cara de tristeza. Y en estos días próximos a Todos los Santos y a esa tontuna de Halloween, en los que todo gira en torno a la muerte y los crisantemos están más caros que los percebes, me apuesto el nicho a que veremos selfies hechos entre tumbas. Hay más tontos vivos que muertos.

Si la Faraona quería morir entre lamentos de admiradores, la reina emérita prefiere que la entierren en los jardines de Zarzuela. Dice que el Panteón del Escorial es tétrico. Y más tétrico es aún que te tengan veinticinco años en el “pudridero de reyes”. “Pudridero” es una palabra feísima, casi tanto como “seborrea”. No me extraña que Doña Sofía pase ampliamente. A mí que no me lleven al pudridero de columnistas; en todo caso, al de folklóricas, con Sara Montiel echándole en cara a Marujita que le copiara los papeles, Marujita diciéndole a Sara que ella había sido la primera en liarse con un cubano y Lola descogurciándose de las dos mientras se echa un bingo. Seguro que es más divertido.


Documento gráfico de la gran @covanechi que demuestra el binguerismo de Lola Flores

miércoles, 21 de octubre de 2015

PRODUCCIONES PEPERAS


PUBLICADO EL MARTES 20 DE OCTUBRE EN LA VERDAD 

Al PP, Producciones Peperas, le está saliendo una filmografía marxista. De Groucho Marx, digo, porque partiendo de la nada está alcanzado las más altas cotas de la miseria. Al menos, de la cinematográfica: primero fue Rajoy llamando a la puerta y dando las gracias, cuando lo que daba era miedo; después, aquella reunión de colegas a los que les faltaba piel, con el dermatólogo Floriano, niano, niano; a continuación se pusieron a hablar catalán con Chiquito de la Calzada como profesor de dicción, y ahora esta cosa de jugar a médicos y enfermeras. Luego dicen que el cine español está malamente, pero el genovés (el de Génova, 13) ni les cuento.

El video del PP es tan de cuñao, tan pueril y tan evidente, que el tuiterío se ha vuelto loco. Son ellos mismos los que se arrojan a los leones de las redes para regocijo del pueblo: si los políticos quieren titulares, han de dar espectáculo para alimentar a este género periodístico que es el infoentretenimiento. Y si para ello hay que repartir leña a lo Matamoros, pues se reparte, y si que salir bailando como la tita soltera en una boda, pues se sale, y si hay que hacer un video que da cosica cuando lo ves, pues se hace. Dice Armando Testa, prestigioso publicista italiano, que un buen anuncio debe hacer sentir algo incómodo a quien lo contempla. Según eso, el PP ha conseguido su objetivo con creces, que el spot no es que te haga sentir incómodo, es que te produce reflujo gástrico. Y descogurcie.

La única posibilidad de salvación de este spot es que, en realidad, sea un piloto de un culebrón dominicano, y en episodios sucesivos veamos cómo se produce un enamoramiento entre María España, la paciente con nombre de mujer de Paco Umbral y cara de hincha de la selección, y el doctor que le salvó la vida. Y que lleguen nuevos médicos al hospital, residentes más jóvenes, dispuestos a competir por el amor de la enferma. Y que salga el Doctor Cabezas en un cameo. Y que rueden un capítulo con la aparición estelar del Doctor Rosado, aquel que en programa de Íñigo decía que a los ahogados se les salvaba apagándoles cigarrillos en la cabeza. Si siguen por ese camino, se convertirán en el placer culpable de la temporada, por encima de “Scandal”. Tiembla, Shonda Rimes. Te van a comer la tostada.



El Doctor Rosado quemando cabezas. Cortesía de @covanechi



miércoles, 14 de octubre de 2015

INSTAGRAM


Por muchas vueltas que le doy a la cabeza, no recuerdo cómo vivía antes de que surgiera Instagram. Cómo solventaba esa necesidad, que hoy es imperiosa y que hace cinco años ni siquiera sentía, de decirle al mundo entero lo que viajo para hacerme la vivida, lo que leo para hacerme la lista, lo que como para hacerme la gorda; cómo soportaba la realidad sin verla a través de un buen encuadre, sin desenfocar las aristas de lo cotidiano con un buen filtro. No entiendo cómo podía vivir antes sin hacer fotos de mis columnas en el chiringuito.
En Instagram hay tantas cuentas como tontos del haba estamos en el mundo: de gatitos enfadados, de cosas que parecen pichas, de adolescentes empeñadas en emular a Loulou de la Falaise sin saber quién es Loulou de la Falaise, de mascotas con camiseta y gorro (mucho toro de la Vega y mucho toro embolao, pero de la humillación animal instagrámica no se habla), de niños con cara de malotes, de David Bustamante con gafas de sol, de señores abandonados a su suerte en la puerta de alguna tienda mientras sus santas van de compras y de artistas que se hacen selfies sin maquillaje, algo que yo haría ni con una orden judicial. Otras, en cambio, se enfadan porque las retocan más de la cuenta: Inma Cuesta se ha mosqueado porque una publicación la ha photoshopeado tanto en una portada que casi no se reconoce. Ella puede; yo denunciaría que publicaran una foto mía sin manipular.
En cambio, a Neville Jacobs, el perro de Marc Jacobs, no le hace falta denunciar a nadie porque ya le hacen fotos para su Instagram los mejores fotógrafos del mundo. El bicho vive a tutiplén, que no hay nada como ser perro de un diseñador famoso. O novio, que lo mismo tiene: casi tan bien como el chucho de Jacobs vivía Pelayo Díaz mientras le duró el amor con Nicolas Ghesquière, curiosamente sucesor de Jacobs como director creativo de Louis Vuitton, que este trajín de novios y curros parece la pandilla de Lara Dibildos en los noventa. Pero tras rompn saber﷽﷽﷽ Tele 5 con Marta Tornes y parecen tontucios, s de sol, ue te fotografpero de la humillacian idealas. érsele el amor de tanto usarlo, Pelayo ha pasado de subir fotos bañándose en la piscina del Chateau Marmont a publicar instantáneas del plató de Tele 5 con Marta Torné. Y eso no hay filtro que lo dulcifique ni Instagram que lo remedie. 

Loulou de la Falaise. Charm y chic.

miércoles, 7 de octubre de 2015

IGNORANTA CON REPAROS


Soy una ignoranta. Con reparos, sí, pero ignoranta al fin y al cabo. Y lo malo es que el reconocimiento de mi propia estulticia me produce ansiedad: ojeo el suplemento cultural del periódico y me entra desazón, veo novelas y ensayos acumulándose sobre la mesilla de noche y me da azogue, y la lista de películas guardadas en el ordenador me produce más desasosiego que a Falete una ensalada verde. No me da ni la vida ni la cabeza. Es el “Cuanta puta y yo que viejo” de Siniestro Total en versión libros. Que no es que quiera yo ser una intelectuala ni una cultureta, Dios y Sofía Mazagatos me libren, pero es que cada día que pasa me vuelvo más tonta. Y como soy una señora de provincias con ínfulas, no soy capaz de llevar mi ignorancia con tanta soltura como la llevan otros: “Que yo no soy analfabeta, que se leer y escribir”, dice la Esteban. También dice que Dubrovnik es la perla del Antártico y que la Edad Media es hasta que los seres humanos hacen la escritura. Es lo que tiene ponerse tetas en vez de ponerse neuronas.

Para colmo de males, lo poco que sabía lo he olvidado: en una conversación con Mario Vaquerizo, otro intelectualo (“Roma y Grecia son dos islas del Mediterráneo”), la actriz María Barranco le cuenta que está preocupadísima porque ha de enfrentarse a un monólogo teatral de hora y media ella solica, y como se pasó tres pueblos de joven, ahora tiene que hincharse a vitaminas y a suplementos para intentar activar la memoria. Paradoja: ayer nos metíamos de todo para olvidar las cosas; hoy lo hacemos para recordarlas. Hemos llevado al pie de la letra el desenseñar a desaprender cómo se deshacen las cosas, que cantaba Kiko Veneno. Y así estamos, que cada vez que me llega el heredero con los deberes de aritmética, servidora se encomienda a John Nash y a Alan Turing, los dos únicos matemáticos que conozco (y porque he visto las películas). ¿Para qué me sirve aprender a hacer ecuaciones, mamá? Para olvidarlas, nene. Menos mal que el padre del heredero es de ciencias puras, y que Andreíta tiene profesor particular. Si no, los veo a los dos trabajando de diyéis, como Kiko Rivera, que con aprender a subir y bajar el volumen ya tuvo bastante. O de Community Manager con faltas de ortografía. No sé lo que es peor.



Aquí, clase magistral de Historia de Belén Esteban.