jueves, 20 de enero de 2011

Rebajas, saldi, sales, solde

Me voy de rebajas. Sí, así soy yo: una mujer loca, reincidente y aristotélica, porque ya sé que voy a pasar por el famoso silogismo rebajil:
- si está el color, no está la talla
- si está la talla, no está el color
- si están el color y la talla, no está rebajado: es avance de temporada (arg!).

Al final, te compras algo por eso, por comprarte algo. En rebajas tendrían que cambiar los nombres de las prendas: el little black dress se llamaría "el vestido que me está un poco justo, pero esta barriga la pierdo yo en dos semanas cenando fruta" y los stilettos "estos zapatos que me machacan el dedo pequeño, pero los llevo a la horma y ya está". Sí, es cierto: todo es fondo de armario porque se queda ahí, en el fondo, y nunca sale. Tengo una línea completa denominada "Me lo compro por si tengo algo", y luego el algo es en verano y ahí estás tú, mirando el vestido de lana y rezando para que las comuniones se hagan en febrero. Un desastre.

¿Y las tiendas? En Adolfo Domínguez parece que haya entrado Carmen Lomana puesta de anfetaminas hasta el Rólex, y en Zara que Amancio Ortega le haya encargado la redecoración de la franquicia al demonio de Tasmania. Y una cola (perdón, fila, que no estaba Nacho Vidal) para pagar que parece que lo regalan.

En fin, que todos estamos de rebajas: ¿o es que a usted no le han rebajado el sueldo? Excepto si es usted ex-presidente del Gobierno, que entonces tiene sueldos (y varios) de plena temporada. Otra cosa es la rebaja moral, claro, pero ahí un presidente actual le gana a los ex: La Cosa entró en L'Infedele, un programa de televisión donde se hablaba del caso Ruby (y no precisamente para glosar el gusto de La Cosa por las menores de edad), y dijo todo tipo de lindezas. Iva Zanicchi se quedó solica defendiéndole (está estupenda, pero se podía haber quedado cantando La orilla blanca, la orilla negra en lugar de apuntarse al Partido de la Libertad, que tiene guasa el nombre) mientras que La Cosa era puro pantojismo: le faltó soltar aquello de "¡¡ESTOY CANSADA DE LA FAMILIA RIVERA!!". Y no me extraña, porque hasta servidora está cansada de la familia Rivera: que si Charo Vega habla del affaire Fran-Lolita y del "refreguetón" Canales Rivera-Lolita (Lolita convertida en el ídolo de una generación, en una cougar con bata de cola, en nuestra Demi Moore nacional ¡quién lo iba a decir!), que si el refregueteado Canales pone a caldo a Fran, que si el tío Antonio pone a caldo a Canales, que si ahora Fran entra en "Sálvame", que si Canales se mosquea y se va... parecen la tribu de los Brady a punto de un exorcismo. ¿Ven? Los Rivera se rebajan. De nuevo.

Una familia que no se rebaja, sino que aumenta (y que también me tiene hasta la peineta) es la Bardem Cruz, ya que fueron padres de un niño el sábado. Del niño aún no ha trascendido el nombre (Óscar le iría de perlas), pero el parto ha sido haute couture, en el Cedars-Sinai de Beverly Hills, del que salen ya los niños con el book bajo el brazo y las madres liposuccionadas. Portada de ¡HOLA!: "Las fotografías exclusivas de los momentos más emotivos vividos en el hospital de Los Ángeles". Digo yo que serán igual de exclusivas y de emotivas que las que hicieron cuando tuve a mi hijo: la sala de espera parecía la boda de Farruquito. "¿Has llamado a tus hermanos?", "¡Yo he llamado a tus sobrinos! (catorce)", "¡Pero si no cabe nadie más!", "Pues vamos a comer algo, que esto va pa largo". Y yo allí, con los dolorerls, que diría Chiquito. Así que si ¡HOLA! hubiera hecho fotos de mi parto, hubieran aparecido treinta personas comiendo pizza en la puerta del hospital. Todo finísimo, oiga.

Felices rebajas.