miércoles, 23 de diciembre de 2009

Hoy cenamos con Isabel

Comidas de Navidad con los compañeros: las chiquillas se ponen falda y zapatos de tacón -corte salón las administrativas, abotinados las de comercial- y la tarde antes van a la peluquería (todas llevan las melenas planchadas, sin excepción). Look de sábado noche trasladado a un martes al mediodía para que los de contabilidad vean lo monas que son. Los jefes se tiran el rollo de "fuera de la oficina soy un tío estupendo" mientras el resto espera que se agarre una buena moña para entrar con la artillería. Los de informática, como siempre, no se relacionan con nadie. Claro, eso si usted trabaja en un sitio normal, y no en Porcelanosa: en ese caso le prepararán una cena maravillosa en casa de Isabel Preysler e invitarán a Patrick Dempsey (el Dr. Macizo, conocido por su afición a pintar azulejos a mano entre temporada y temporada de Anatomía de Grey ), Andrés Velencoso (que trabaja de yesaire a media jornada) y a Fran Rivera, cuya profesión no le impide sacar tiempo para serigrafiar baldosas. Ah, ¿que usted trabaja en Porcelanosa poniendo pavimentos y no le han invitado? Pues ya es raro, ya.

Pero les aseguro que Porcelanosa está en crisis y, al igual que Freixenet (que ahorra este año repitiendo anuncio), recorta presupuesto pasando de organizar la cena en la casa del Príncipe de Gales, con Nicole Kidman y Cayetano Rivera (que digo yo que si cada año Porcelanosa invita a uno de los Rivera ¡el año que viene toca Paquirrín!) a hacerla en casa de Isabel. Si no están ya hinchados con tanta cena pueden hacer una comparativa leyendo el artículo del año pasado, mucho más rico y barroco gracias a párrafos del tipo "Isabel y sus dos hijas protagonizaron un instante mágico cuando, al atravesar el salón del Ritz para dirigirse a la cena con el príncipe Carlos, todas las miradas se centraron en ellas; parecía incluso que la música había cesado". Estas Navidades la crisis ha llegado hasta los mismísimos redactores, porque la poesía del reportaje se reduce a poco más que "La reunión se aventuraba excepcional, y a fe que lo fue".

Isabel posa "bella y sonriente". A Isabel siempre le ponen dos adjetivos, a saber: "serena y feliz", "guapa y elegante", "espléndida y atractiva". A mí me pondrían "atacá y ojerosa", que es mi estado habitual. Y se reúnen en torno a la mesa mamá, Anita, Tamara (¡mi Tamara!), Velencoso, el macizo, Fran y su nueva novia, Julio José y su antigua novia... ¿Y Miguel? ¿Qué le estará pasando al probe Migué, que hace musho tiempo que no sale? Creo que cuando llegan las hordas rosas, el probe Migué se pone una gorra de pana y se marcha al hogar del pensionista a jugar al julepe.

El marco se lo imaginan perfectamente, ¿no? Una decoración rompedora y moderna, como Isabel. La mesa está tan llenica de cristal Baccarat, plata, velas y acebo  que ahí no te cabe ni la bandeja con la ensaladilla, ni los langostinos congelaos ni ná de ná. "Hija, es que a ellos le sirven en platos individuales", me recuerdan. Ay, a veces se me olvida de lo que es tener un buen servicio, tan bueno que te avisan hasta cuando hablan de ti (es como las alertas del Google con gorra de plato): Carmen Lomana cuenta que Wilson, su chófer, veía la televisión en el coche mientras esperaba a que ella terminara sus compras en El Corte Inglés de Serrano; vio que hablaban de ella y la llamó para decírselo. "Señora, que están hablando de usted". Qué maravilla. Y la chica que trabaja en mi casa llamándome de tú. Así no subo yo de clase social. A partir de mañana, cofia y uniforme.

Y ahora que lo pienso: ¿se imaginan que hubieran rodado el anuncio del Volkswagen Scirocco en casa de Isabel?: "Por favor, Fran, ¿te importaría pasarme el soufflé?" Feliz Navidad.

jueves, 17 de diciembre de 2009

El retonno

Volvemos a casa por Navidad: servidora, recién llegada de un festival (si Karmele tiene el de Eurovisión, yo también tengo el mío) y Belén Esteban reoperada. No se quejarán, ¿eh?. Ni El Almendro trae a tanta gente. Mi vuelta a la vida civil va acompañada por una visita al kiosko (y cito por orden de compra): "Dame el SEMANA y enséñame la portada del ¡HOLA!, Oh, Naty. Me lo llevo también". La kioskera me mira como un leopardo a su presa: "¿No has visto a la Belén Esteban en el LECTURAS?". Y claro, caigo igual que si a Cristiano Ronaldo le pones delante a una miss, aunque sea Miss Los Belones.

Subo las escaleras corriendo con el LECTURAS en la mano, sólo me falta gritar "¡EXTRA!, ¡EXTRA!". ¡Qué alegría, qué alboroto! Pensaba que tendría que esperar hasta esta noche para ver la nueva máscara de Nefertiti, pero no; olvidaba que el contubernio Jorge Javier- Sálvame- Lecturas puede proporcionar ingresos extras, aunque hoy a las diez no me saca de mi casa ni el mismísimo John Cusack proponiéndome una fiesta de pijamas con Ewan McGregor y Jude Law.

Y ahora toca el examen morfológico (el sintáctico ya lo haremos esta noche cuando abra la boca -retocada-): bolsas de ojos, nariz y mentón, y unos "pequeños retoques para armonizar el triángulo de la belleza". ¿Pequeños retoques? ¡Si con lo que le han hecho tiran por tierra las teorías anatomofisiológicas de Lombroso! Tendré que ampliar las fotos del antes y el después y empapelarme la casa con ellas para apreciar el trabajo de marquetería. Pero si ustedes piensa que yo soy una desocupada por dedicarme a buscar las 7 diferencias, no se pierdan los montajes sobre la nueva cara de la Esteban que han invadido la red. Me alegra ver que no estoy sola.

LECTURAS también nos trae una entrevista con el cirujano plástico artífice del cambio. Sinceramente, yo creía que los únicos con arrestos para enfrentarse a esta operación eran McNamara y Troy, pero no, el nuevo héroe que opera por el pueblo y para el pueblo es un doctor catalán que dice que ahora su teléfono suena mucho más, aunque deduzco que después de esto habrá tenido que tachar de su agenda a todas las Cuquis, Covadongas y Mencías y sustituirlas por Vanessas, Jennifers y Lolis. Pero me parece muy bien, porque todas la que no tenemos apellido compuesto con un guión en medio también tenemos derecho a una nariz digna. Es una simple cuestión de democratización plástica, porque "si la Tierra sólo pertenece al viento", el ácido hialurónico es de todas, amigas.

Belén afirma que se ha aburrido tanto en el postoperatorio que tanto que ha empezado a leer. Aquí lo tiene, ministra: el secreto para convertir en un éxito el Plan de Fomento para la Lectura. Una rinoplastia te da para leer "Madame Bovary" y quedarte traspuesta como la Gemio, una liposucción te permite ponerte al día con el último de la trilogía de Larsson. Y con lo que le han hecho a la Esteban puedes cepillarte los "Episodios Nacionales" de un tirón. Menos la blefaroplastia, el resto de las operaciones de estética deberían ser subvencionadas por Cultura. Y todos tan guapos y tan leídos.

Por cierto, yo he vuelto sin operarme. Pero no se preocupen, que todo se andará.