lunes, 26 de mayo de 2008

Conexión en Miami

Acojonada estoy. Voy mirando por encima del hombro, pegada al lado derecho de la acera, con un bote de laca y un mechero en el bolso (no tengo spray antivioladores). Taquicárdica, entro en la panadería y pido una barra "de esas, de las blanquicas". Regreso a casa tan rápida como puedo con la baguette en guardia y me encierro: sí, estoy en un sin vivir desde que he leído el Interviú. El semanario ha publicado la transcripción de una grabación telefónica donde Anita Obregón le dice a sus guardaespaldas que mande a los Miami a dar una paliza a Jaime Cantizano por hablar de su hijo en DEC, así que imagínense lo que va a hacer conmigo después de meterme con sus modelicos y sus dotes interpretativas. No quiero ni pensarlo.


Los Miami... Llamo rápidamente a Horatio Caine para pedirle protección. "H" le he dicho, "I'm que no me llega la camisa al cuerpo". "Don't worry, que me pongo a ello" (es lo que tienen en Miami, que con tanto hispano por allí hablan un español buenísimo). Al rato H. me ha devuelto la llamada. "No tengo nada. La prueba pericial para identificar la voz de la sospechosa en la conversación telefónica ha dado negativa. Cómo se nota que es una gran actriz; la muy fucking ha cambiado su voz de tal manera que resulta imposible reconocerla. Y encima estamos en cuadro porque el Señor Wolfe nos ha abandonado, y Calleigh y Boa Vista están que trinan. I'm sorry." Me ha colgado, ha puesto los brazos en jarras, ha agachado la cabeza y pare usted de contar. Como si lo viera.

Así que no he tenido más remedio que recurrir a Sonny Crockett. Sonny se ha puesto muy contento porque el pobre lleva 20 años medio retirado y se dedica a pasar el rato jugando al julepe con el teniente Castillo (eso sí, Castillo está que lo tira desde que los cirujanos de Nip/Tuck le hicieron un peeling químico; le han quitado todas las marcas del acné). Como mucho lleva algún asunto privado; sé que investigaba a los criados chantajistas de Alejandro Sanz para darle el soplo a Aurelio Manzano, pero que estaba hasta los mismísimos crocketts de Aurelio, de Chelito y de toda la peña del corazón. Porque a Sonny lo que le va es la acción. "Hago la maleta en un plis y me planto en España". "Vale, pero no te traigas el traje blanco cruzado. Ni el azul pastel. Ni el rosa salmón con hombreras, que si acaso ya compramos algo aquí". "Vale. ¿Y la lancha me la llevo?" "Hombre, tráetela por si una persecución en barca por El Retiro, pero vamos, que tampoco es necesario, que te va a salir por un pico facturarla y que no veo yo a la Obregón remando". "OK".


Sonny ha llegado esta misma mañana y me lo ha puesto todo hecho un Cristo. "Vamos a crear un esquema de conexiones, que ahora en las series nuevas se lleva mucho, que lo he visto en The Wire y en Sin Rastro. ¿No tienes un panel de 3x2 de vidrio transparente? ¿O una pizarra Vileda?". "Pues no, creo que no". "Bueno, ya me apaño". Y el muy cretino ha empezado a jorobarme la pared clavando foticos de media productora de Cuarzo y pintando todo el muro color blanco roto con un rotulador ¡indeleble! de punta gorda. Yo me he mosqueado, pero lo he visto tan entregado a la causa que me ha dado palo decirle algo. Ha colocado en la cima a Ana Obregón y desde allí ha dibujado flechicas conectándola con Cantizano (el amenazado), que trabaja para AR (la jefa de Cuarzo), para la que también trabajan Mariñas (protector de Cantizano) y Lecquio, que a su vez fue pareja de Ana O. "¿Ves? El círculo comienza a cerrarse. Pero... hum... aquí queda un elemento suelto que no sé dónde colocar: esta tipa, Belén Esteban. Ésta es la clave. Si conseguimos encontrar la conexión Esteban, tendremos las pruebas suficientes para enchironar a Ana por cooperación para delinquir. La Esteban... la Esteban... ¿tú sabes si ha estado en Miami? Voy a ver si hablo con Carmen Pardo, que lo mismo me dice algo"


Como le veía un poco perdido lo he dejado solo dando vueltas por el salón con el rotu en la mano y he salido a por pimentón para las lentejas, que a Sonny le pirran, y ya que ha venido desde Miami que se quede a comer y que se lleve un par de tuppers. Pero antes he tomado medidas de autoprotección: me he puesto una camiseta de Gloria Estefan, me he atado otra a la cintura de OT de la edición en la que Kike Santander fue director de la Academia y he bajado tarareando la única canción que me sé de Miami Sound Machine. No podrán hacerme nada si voy protegida por estos grandes símbolos de Miami, he pensado, porque cualquier miamense que se precie, por muy mafioso que sea, respeta a la familia Estefan.

Además, yo en el fondo pienso que lo que verdaderamente ocurre es que Ana está preparándose para rodar el remake de "La llamaban La Madrina", el gran éxito de Lina Morgan, y que como ella es muy del método está metiéndose en el personaje, y que todo el rollo de las llamadas y de las amenazas se reduce a que estaba repasando los diálogos con su guardaespaldas, porque los guardaespaldas de Anita son como ella, polivalentes, y lo mismo te protegen de los paparazzi que te ayudan a estudiarte el guión. Pero, por si acaso (y sólo por si acaso) en unos días no tienen noticias mías, por favor, pónganse en contacto con Dexter. Él sabrá qué hacer.


viernes, 23 de mayo de 2008

Plan B

Tírenlas. Tírenlas ya. ¿O creen que sus santos están leyendo sus revistas de autoflagelación favoritas para ver la colección Crucero 09 de Óscar de la Renta? No, amigas, ellos no leen con fruición "Cómo mantener una relación satisfactoria" o "Esas pequeñas cosas que tanto nos molestan" ni nada por el estilo, no sea que vayan a aprender algo y la liemos. De hecho, ellos no leen, sólo miran las estampas: sí, sus santos se están poniendo cardiacos viendo el "Especial Culos" que traen, o traerán o han traído por estas fechas las revistas del ramo. Que ya lo dice uno de mis linkados: hay revistas porno buenas y menos buenas, pero no malas. Y los últimos números de las revistas femeninas son del mejor porno-soft que se haya imaginado solitario alguno. Ni el añorado LIB que unió a padres y a hijos ni leches en vinagre: reportajes sobre anticelulíticos.


Abarcan todo tipo de gustos eróticos, desde el voyeurismo hasta el bondage (no me dirán que los aparatos para aplicar las cremas no son de una refinada parafilia. ¿Y el guante de crin? Ay, el guante de crin. ¡Si creo que lo llevaba el Carnicero de la Bahía al lado del cuchillo de doble filo!). Y a ellos les encanta, deduzco, porque hay un señor en mi sofá que hasta llegar a la mitad de la revista era un tío normal, pero que de repente se ha convertido en un trasunto de Luis García Berlanga y está venga a pasar una y otra vez las páginas de "¡Guerra a la celulitis! La solución final" con una cara de ido tremebunda. Le suelto un "pero si eso es todo photoshop!!!". Y el trasunto me mira con pena, con una pena infinita, pero no por mí, sino por él, por no estar casado con una de las tipas de las fotos, una de esas tipas que pueden seguir consejos tales como "¿Tus jeans favoritos se han roto? ¡Córtalos!" y ellas, obedientes, van y los cortan a la altura del mismísimo y les quedan estupendos. Yo, como mucho, los dejo piratas.

Menos mal que para compensar tanto dolor las revistas vienen llenas de muestras de productos adelgazantes (que digo yo que pa qué, porque con la cantidad de crema que contiene el sobre no me da ni para el dedo gordo). Como ya sabrán en cuestión cosmética yo tengo mucha querencia por la fusión hispano- japonesa (eso sí, no tanta como Rafael Amargo que les ha puesto a sus hijos León Bidanchi y Dante Horoshi, ni pensar quiero en la adolescencia que van a tener los pobres; lo de Amargo me recuerda a Ross con lo de "unagi"), así que cada mañana me echo mi Shiseido Body Creator mientras visualizo mi culo como el de Elsa Pataky, que también le tengo mucha querencia a las visualizaciones, pero pienso en el culo de la Pataky, se me cruza Adrian Brody, a la Pataky la mando a hacer cien sentadillas (que por eso no le hace falta crema a la chiquilla) y yo me acabo liando con el Brody, por lo que las visualizaciones cambian (a mejor, eso sí) y ya no me sirven. Y acabo como el tío Faba, que igual que estic estaba.

Así que este año no. Me niego. No entra ni una revista más en mi casa. No pienso sucumbir a la esquizofrenia de leer en una página que tengo que ser yo misma y aceptar mi cuerpo (aunque creo que puedo ser más yo misma en el cuerpo de Beyoncé que en el de Falete, pero bueno) y en la de al lado ver toda una gama de productos y sistemas para dejar de serlo (yo misma) y de aceptarlo (mi cuerpo). Así que se acabó. Cada vez tengo el culo más rugoso y el cerebro más plano, vale, pero me da igual, porque este año tengo un Plan B. Es una apuesta, extrema, sí, pero segura: el burkini. Ahora sólo tengo que elegir el color. A ver... hum... pues va a ser que sí, que es demasiado radical ¿no? Porque puestas a vivir bajo una dictadura, más vale que sea estética. Pues nada, que paso del burkini. Voy a la basura a coger las revistas, que quizás encuentre al fin la forma de acabar con la celulitis... pero ¿dónde están? Han desaparecido, no queda ni una. Esto ha sido cosa del trasunto. ¡¡¡Trasuntoooooo!!!

viernes, 16 de mayo de 2008

Telmalgín

Pues no, Telma, que mire usted, que con esa mochilica a la espalda que me viene, con la bolsa de El Corte Inglés para llevar los papeles y con ese corte de pelo pues no le doy la razón. ¿Es que no he visto usted cómo acude Anita Obregón a los juicios, disfrazada de Ally McBeal? Aprenda de una experta en demandas y querellas contra la prensa del corazón, hija, que ella sí que sabe. Y si no llame a Josie que le aconseje un estilismo judicial. Pero así no, Telma, así tengo que fallar en contra suya sin más remedio. Por eso y porque no se puede condenar a nadie a priori, que no sé qué milonga le habrán contado sus abogados, pero que parece que han sido compañeros de pupitre de El Lute.

Y la jueza se ha quedado tan ancha. Se ve que ella salió hace tiempo del armario, como servidora: "Me llamo Rosa Palo y soy tomatera" "Hola, Rosa" me contestaron miles de personas que veían el Tomate todos los días. O a lo mejor es que su señoría tiene un poco de sentido común, que todo puede ser. En cualquier caso, Telma casca.

No entiendo a Telma. A lo mejor es que tantos años fuera de España viviendo en el Tercer Mundo han hecho que crea (como algunos pueblos indígenas) que las fotos te roban el alma. Y puede que lleve parte de razón; les roban el alma sobre todo a los de raza cobriza, como a Carmina Ordóñez, pero al resto de los mortales no. Su madre es el claro ejemplo de ello: no suelta prenda pero siempre esboza una sonrisa cuando le preguntan algo. Y, sinceramente, no creo que la pobre tenga muchos motivos para hacerlo, pero lo hace. Lo hace y la dejan tranquila. Pero Telma con su actitud ha conseguido justo lo que no quería: una sobredosis de su propia medicina. Se ha hinchado a TELMALGÍN, y en supositorios. Hala, ahora a demandar a la compañía farmacéutica, que es lo que le queda.

lunes, 12 de mayo de 2008

Pink House

Mis disculpas. He estado ingresada unos días en el Princeton-Plainsboro Teaching Hospital y no he podido escribir; han tardado demasiado en diagnosticarme. De hecho, el Dr. House estaba como un loco: al principio pensó que me había comido un ácido porque mi primer síntoma era que lo veía todo rosa, después que había desarrollado un extraño daltonismo post-traumático, a continuación que era algo auto inmune. Resonancias, biopsias, antibióticos de amplio espectro y un House con una mala leche que ni les cuento, venga a preguntarme cosas como si soy promiscua, lo que como, lo que bebo, si en mi familia hay algún antecedente de alteraciones cromáticas y cosas por el estilo. Incluso me preguntó qué leía. "Lo normal", contesté. "Stendhal, Stevenson, Cortázar, McEwan...". "¿Nada más? ¿Seguro?". "Bueno... el jueves pasado me compré el ¡HOLA!". "Imbécil" me respondió. "Tenía que habérmelo dicho antes". Y se bebió una tónica.

Diagnóstico
: Algodonitis Sacarosa Grado 1, o lo que es lo mismo, un subidón de azúcar provocado tras ver el reportaje de ¡HOLA! donde Tita presenta a sus niñas (megaexclusivón). House me mandó a hacer puñetas, me recetó un Espidifén 600 sabor albaricoque y me prohibió terminantemente volver a ojear la revista. Así que este post está escrito desde el recuerdo de lo que leí (y vi, sobre todo vi) la semana pasada, porque por prescripción facultativa no puedo volver a leerlo. Definitivamente el último número del ¡HOLA! debería llevar una leyenda del tipo "NO APTO PARA DIABÉTICOS".

Abrí la revista con mi alegría e inconsciencia habituales y me encontré con que Tita había convertido una parte de "Más Mañanas", su vivienda de Sant Feliu de Guíxols, en la casa de sus niñas y, en un alarde de naming sin límites (van a acabar fichándola en Bassat & Ogilvy como copy) la había llamado "Pink House". Parece que Tita ensaya para participar en el famoso concurso "¿Cuántos tonos de rosa es usted capaz de nombrar? Un, dos, tres responda otra vez". "A ver... fucsia, salmón, pastel, fresa, ácido, palo (uy, palo!), shocking..." Así me quedé yo, shocking del todo. Me vi envuelta en una nebulosa rosa de ositos, cuentos, lazos, una colección de Hello Kittys que haría las delicias de Alaska y una Tita que pasea con sus niñas por el jardín con un modelito transparentoso de Cavalli que se había comprado días antes y que estrenaba para la ocasión. La niebla rosa con jirones blancos se extiende a lo largo de las 28 páginas del reportaje y va difuminando las imágenes de Tita: Tita acuna a las niñas, Tita les da de comer, Tita las arropa, Tita juega con ellas, Tita con las niñas y la niñera (¿de qué color viste la niñera? ¿se lo imaginan?)... yo ya casi no distingo nada entre tanto algodón de azúcar, entre tanto helado de nata y fresa, pero alcanzo a ver un piano rosa que ni Elton John en su momento más gay. Antes de caer en mi pink delirious me da tiempo a leer que hay tres personas que hacen turnos ayudando a Tita, además de LA JEFA DE NIÑERAS, repito, LA JEFA DE NIÑERAS. ¿Quién es? ¿Mary Poppins pasada por la Escuela de Marines? Ay... las letras se confunden ante mis ojos, el rosa lo invade todo, es como si King Kong hubiera hecho una pompa gigante con un BOOMER de fresa y hubiera estallado sobre la casa de las niñas... estoy al borde al colapso cromático y mental. Si la pobre Belén Esteban ve la revista se le acelera la diabetes... tengo que avisar a AR... tengo que avisar a AR...

Y así me encontraron: tendida en el suelo, agitando la cabeza, con los ojos abiertos como platos, diciendo frases inconexas ("¿cuándo hemos pintado el techo de ese color?..." "...avisad a AR... avisad a AR..." "no te favorece el pelo rosa, cariño... ¿por qué te lo has teñido?"). Llamaron al 112 y me llevaron al Central, pero como Vilches ya no está y yo no paraba de repetir "Pink House... Pink House..." y "que no me atienda la Obregón... que no me atienda la Obregón..." ("tranquila, que todavía no se ha incorporado a la serie" oía entre sueños) me derivaron directamente al Princeton-Plainsboro para que me atendiera el tío de la tónica. Resultado: 3 días internada y una factura que ni les cuento. No sé si pasársela a Tita o a Sánchez Junco.

Por cierto, me estoy tomando una taza de algo que sabe a café pero que es rosa. No sé si es que todavía me dura el delirio o es que Ferrán Adriá ha estado de experimentos en mi cocina y yo no me he enterado. Voy a llamar a House. ¿Greg?

lunes, 5 de mayo de 2008

Pajarismos

Nunca llegaré a ser una columnista de éxito. No, no estoy preparada para ello. Tengo el talento y la ambición, pero cuando me pregunte Juan Cruz "¿dónde encuentra usted la inspiración para sus artículos?" no podré contestarle "mientras me tomo un Bellini en el Harry's Bar" o "cuando contemplo el mar desde mi casa de Menorca". Tendré que decirle la verdad (ya saben, soy testiga de Jehová como Chus Lampreave y no puedo mentir) y confesar que la mayoría de los posts se me ocurren cuando me depilo las cejas, y claro, eso echará por tierra mi carrera literaria en ciernes.

A Andresito Burguera le pasa lo mismo: él intriga contra su padre mientras tira con ahínco de los pelicos de sus cejas. Así se le han quedado; dos programas más y se las va a poder pintar como una heroína del cine mudo. Pondrá de moda otra vez las cejas patas de mosca (Andresito es un pope de la moda) y desbancará la vuelta de los pelámenes ochenteros tipo Brooke Shields. Al loro los cool hunters.

Ese afán depilatorio que le consume, unido al botox y al ligero tono rosa en los labios, le está dejando la misma cara que a las esculturas que hace la reconstructora facial del CSI cuando encuentra un cráneo sin identificar y tiene que modelar el rostro con arcilla. "Varón caucásico, moreno, entre 30 y 40 años, ojos azules..." ¡STOP! ¡ALTO! ¡ACHTUNG! Aquí se ha equivocado tu amiga, Grissom. Los ojos no son azules, son marrones, que el otro día llevaba lentillas de colores. Ay, madre! ¿Qué credibilidad tiene un tipo que cambia de color de ojos como de lápiz de labios?

Eso fue el sábado en "La Noria". Su hermana Mar y Cielo estuvo el viernes en "¿Dónde estás, corazón?" con su bustier blanco postoperatorio (desde la lipo y las siliconas no se lo quita de encima la chiquilla; es un extraño fondo de armario). Llegaba la pobre muertecica desde L.A. en avión pagado por D.E.C. Ayuda En Acción. Si no es porque Cantizano le saca el billete por internet todavía está allí la cría, paseando por Rodeo Drive y viendo los escaparates como un niño de Dickens mira por las ventanas de las casas de los ricos en Navidad. Ahora por lo menos ya tiene un pellizquito para comprarse otro bustier, que ya saben que el blanco es poco sufrido. En este caso, poquísimo.

No escuché a ninguno de los dos; hay cosas que hasta a mí me producen vergüenza ajena (eso y que yo tenía montada una tertulia paralela, que si llego a estar sola me lo trago casi seguro). Sí oí alto y claro a Chelo García Cortés decir que Pajares había dado negativo en los análisis de tóxicos, y que lo que tenía era una enfermedad mental. Normal. Pajares tiene una enfermedad mental derivada de muchos, muchos años de consumo de esas mismas sustancias tóxicas que no aparecen en los análisis, porque si hubieran aparecido este fin de semana querría decir que los ha hecho el forense, y no el médico. La pobre Chelo está tan ocupada con su obra literaria (ha publicado un libro llamado "YO ACUSO"; no sé para qué hay que tener más tomates, si para parafrasear a Zola en el título, para salir en la portada con una foto de Isabel Pantoja detrás, para poner tu nombre como autora cuando lo ha escrito Jesús Locampos o para afirmar que es un ejercicio de autocrítica que pretende derribar el todo vale por la audiencia, no sé) que no ha podido consultar a un especialista para que le explique lo que le ocurre de verdad a Pajares.

"...Queeeeeeé pena de mushasho le diiiiice la geeeeente en los bares" que canta Kiko Veneno. Y qué pena, de verdad. Alfredo Landa, que es más listo que el hambre, hizo un juego malabar y dignificó la etapa más cutre de su carrera, consiguiendo llamar "landismo" a un trozo de la historia del cine español. Andrés Pajares ha inventado el "pajarismo", caerte de un árbol y quedarte tirao en el suelo con las paticas pa'rriba. Y que los polluelos que criaste, que tú creías de gorrión y resultaron ser de cuervo, te miren desde el nido mientras los alimenta un cámara del DEC National Geographic. Pero qué pena.