martes, 29 de abril de 2008

Termostatos

Se me ha roto el termostato de las lágrimas. Yo, la hija pequeña de Clint Eastwood (cuando era Harry el Sucio, que ahora parece que se le ha roto a él también), la que sólo veía películas de arte y ensayo y que se reía de su madre cuando ésta gimoteaba viendo Estrenos TV ("Pero cómo puedes llorar viendo esa mierda, mamá, por Dios, si esto es más malo que un dolor!"), la que criticaba con desprecio y atrevimiento a los que se emocionaban con telefilmes de segunda regional donde bebés desaparecidos, enfermedades terminales y familias rotas se daban la mano los sábados después de comer, se he dado cuenta de que la maternidad es la mayor de las autocensuras posibles.

Hasta que nació el interfecto sólo me prohibía las pelis de miedo, por lo que servidora no ha visto ni "El resplandor" (aunque ahí lo terrorífico no sé si es Nicholson o el doblaje, no sé, no sé) ni "Henry. Retrato de un asesino" ni, por supuesto, las sagas de "Scream", "Viernes 13", "Pesadilla en Elm Street" o "Sé lo que hicisteis". Vale. Me dan miedo las pelis de miedo. Hasta ahí normal. Lo que no es normal ¿o sí? es que desde el AÑO I d.P. (después de Pedro) me emocione con cualquier cosa. Y cuando digo "con cualquier cosa" quiero decir "con cualquier cosa", lo cual comprende desde el anuncio de El Almendro hasta lo que ustedes quieran imaginar, y en especial con cualquier filme, telefilme, serie, teleserie, diario o telediario donde un niño sufra. No voy a hacer una lista y humillarme públicamente enumerando todo lo que me hace hipar como una cría pequeña después de un berrinche, que una todavía tiene un público y a él se debe, pero piensen en una peli que les haya hecho llorar a ustedes últimamente y seguro que yo he gastado el doble de kleenex. Así que ahora me prohíbo a priori cualquier cosa susceptible de provocarme una llantera sin fin: "4ª Planta" de Antonio Mercero y "Cobardes" de Corbacho encabezan la lista. Y "La vida es bella" también, que por eso la recomendó el Papa, porque no tiene hijos. Y menos mal que "El Bola" la estrenaron a.P. (antes de Pedro), que si no también me la pierdo. Me temo que la rotura del termostato me va a impedir ver un buen número de buenas pelis.

Y el caso es que las señales de que yo era una llorona potencial estaban ahí, claras y precisas, pero no supe interpretarlas en su momento: cuando era pequeña me negaba a ver Heidi y Marco y me autocastigaba en mi habitación para que mis padres (sobre todo mi madre, que esperaba ansiosa su venganza por lo de Estrenos TV) no vieran que sufría como una condenada con las ¿aventuras? ¿no eran desgracias de manual? de los chiquillos. Lo mismo me pasaba con Calimero, la primera serie sobre bullying infantil, también autocensurada ("Y a mí ¿por qué nadie me quiere?", hombre, por Dios, y ahora dicen que Shin Chan es malo pa los críos). Toda una infancia televisiva mutilada por el miedo a reconocer que unos simples dibujos animados podían hacerme llorar a mares.

Y esta vez las señales también me avisaron, sólo que en forma de resumen de contraportada: "... la novela transcurre en un paisaje literalmente quemado por lo que parece haber sido un reciente holocausto nuclear. Un padre trata de salvar a su hijo emprendiendo un viaje con él. .. amenazados por bandas de caníbales... recorren los lugares donde el padre pasó una infancia recordada a veces en forma de breves bocetos del paraíso perdido, y avanzan hacia el sur, hacia el mar, huyendo de un frío capaz de romper las rocas". Ya ven. Libro holocaústico de padre con niño. La vida es una juerga.

Es la reseña de "La carretera", de Cormac McCarthy, el mismo de "No es país para viejos" y "Todos los caballos bellos" (Ja y Pe unidos por McCarthy, curioso). Y me dirán ustedes ¿por qué después de leer eso y sabiendo que tienes el termostato roto para siempre te atreves a meterte en una novela que es probable que te haga sufrir más que una depilación brasileña? Pues porque lleva 4 meses sobre mi mesilla de noche, al ladito de mi cama, esperando pacientemente a que yo reúna la fuerza suficiente para hincarle el diente. Y pensé que ayer era el día (o la noche). Pero me equivoqué. Como una pava, como una lela, como una tonta del culo. Me entregué al mayor hijo de puta de la novela americana después de Faulkner. McCarthy tiene que ser de la Asociación Nacional del Rifle, porque McCarthy no escribe, McCarthy te pega dos tiros en la cabeza y se queda tan ancho. Y la que te quedas tirada en la carretera, o en medio de la noche, eres tú. Así que cuando no pude más, cuando la angustia me subía por la garganta, cuando ya no pude soportar los diálogos aparentemente intrascendentes entre el padre y el hijo, cuando tenía las heridas abiertas otra vez y empezaban a sangrar y a manchar las sábanas, cerré el libro. Pero no lloré. Estaba tan ocupada intentando volver a meter las tripas dentro del agujero de mi estómago que ni siquiera lloré. Y entonces el termostato señaló "lavado en seco".

¿Y saben que era lo único que tenía para leer al lado de "La carretera" y salir de ese desastre? No había nada de verdadera enjundia literaria que me hiciera respirar y reconciliarme con la vida, algo tipo "Los Grimaldi" de Mª Eugenia Yagüe, no. Tenía "Rayuela", otra que me ha esperado sin rechistar durante medio año. La compré porque está en mi lista mental de libros que tengo que leerme antes o después (¿antes o después de qué?) y, sobre todo, por el entusiasmo mostrado por mi compañero bloguero de "La Cajita". Sin comerlo ni beberlo me vi envuelta en Cortázar y en La Maga y, durante algunas páginas, la angustia se disipó. Espero que Cortázar me de un respiro. Todavía no tengo fuerzas para volver a la carretera.

jueves, 24 de abril de 2008

El padre pelos

¿Saben aquel que diu que va Risto y le suelta a Ester: "te nominamos porque no podemos expulsarte directamente"? Magistral. Pero es que llega la segunda gala de OT, conocemos al padre de la individua (bueno, lo conozco yo, porque acabo de ver que ya había salido en los castings) y todas las piezas comienzan a encajar como un puzzle sideral. Los pelos. Los pelos del padre, un cruce exacto entre los rizos fritos de Maruja Torres a finales de los 80 y Cayetana Martínez de Irujo en un día de viento, llenan la pantalla, me atrapan, me envuelven, me embelesan. Me entra un llonguerismo. Veo esos pelos y lo comprendo todo, porque si uno piensa que va favorecido con esa pinta es normal que también piense que su hija canta maravillosamente: cuando se tiene el gusto atrofiao se tiene para todo, para la estética capilar y para la música. Y claro, así se entiende.

Tras salir el padre con una tarta de gominolas para celebrar el cumpleaños de su hija, Risto le dice a la ínclita que ha faltado al respeto a la audiencia por haber cantado tan mal. No, amigo, no. El respeto a la audiencia se lo habéis faltado vosotros por seleccionar a una chiquilla cuya máxima relación con la música es tener una foto de Britney Spears en la mesilla de noche para un concurso donde, se supone, la gente canta bien. Es igual que la selección de Marcos como bailarín en FAMA: que me lo explique Paula, por favor. O Lola, esa profesora a la que parece que le han transplantado la cabeza en un cuerpo que no es el suyo.

Así que cuando a uno le eligen para participar en un programa de este estilo, en lugar de salir corriendo a abrazar a su padre (maravilloso encuentro peluquil entre el rubio natural de Ester y la fritanga del progenitor, como dos ríos de distintas densidades que se encuentran pero no se mezclan) y llorar como una Magdalena, debería preguntarse si no lo han escogido para que medio país se ría de él/ella, para cubrir la cuota de tontico que todo concurso (por lo visto) precisa. Si no hay tontico, borderline o inadaptado sobre el que cebarse, la cosa no mola. Y eso que Risto es capaz de humillar al mismísimo Mick Jagger si se lo ponen delante, por lo que a los de OT no les hacía falta escoger a la moza para dar espectáculo. Al final lo único importante es tener material para los promos y para youtube.

Pero yo de Ester no me preocupaba por la nominación, porque pienso que su verdadero lugar está en el mundo de la publicidad, concretamente en el anuncio de la tele de Euskaltel, cantando entre Carmen de Mairena y Loli Álvarez. Tiene más o menos la misma tesitura de voz que las susodichas. Compruébenlo.

Nota: como ayer fue San Jordi estuve firmando blogs en la puerta de Jesús Abandonado. Fue entrañable; la gente cargada durante horas con sus PC (algún Mac también) para que se los firmara. Tuve unas colas que más quisiera Ruiz Zafón.

viernes, 18 de abril de 2008

Proyecto ¡HOLA!

En ¡HOLA! buscan bloggers. Yo siempre he sido de SEMANA, la llevaban a casa los jueves por la mañana junto con LA VERDAD; de hecho creo que la primera palabra que leí en mi vida fue EXCLUSIVA (lo cual tiene bastante mérito para una niña, con esa X tan difícil ahí en medio), pero hace unos días vi el número de ¡HOLA! (o numerazo, en portada la exclusiva del bautizo de Sacha Thyssen, la boda de la ex de Sarkozy y el Baile de la Rosa con Almodóvar y su trouppe contado por Boris Izaguirre ¡total ná!) y caí en las garras rosas de la competencia, ya saben, la resistencia ante el algodón de azúcar no es mi principal virtud. Y vi que buscaban bloggers. Así que pensé en travestirme en una niña bien a la que ¡HOLA! envía a París para convertirse en cronista de moda, lo que viene siendo un trasunto de Tamara Falcó, a ver hasta dónde llegaba el sentido del humor de los holeros. Y titulé una página de mi Moleskine como "PROYECTO ¡HOLA!". Y ahí sigue el título, solo, solito, y la página blanca, blanquita. Porque no, no lo he conseguido. Mi cabeza no es capaz de superar la entrevista que le realizan a Tamara mientras abre las puertas de su apartamento parisino ni, muchísimo menos, la primera crónica que envía la ínclita sobre el desfile de Lagerfeld. Y es que, como decían el otro día en una crítica sobre el nuevo programa de Latre ("Réplica") hay personajes que no pueden parodiarse porque ya son una parodia en sí mismos. Pero cómo! ¿No me creen? Algunos ejemplos para empezar:

- el apartamentín de Tamara había sido alquilado previamente por la Ministra francesa de Vivienda (claro, siendo Ministra de Vivienda digo yo que una puede pasarse por el Arco del Triunfo a Corporation Inmobiliarie)

- el cuarto de baño se lo ha instalado... (aquí va un redoble)... ¡PORCELANOSA!

- ella ha intentado darle su toque personal. Yo, cuando intento darle a algo el toque personal (a alguien ya no, que estoy quitada) compro la lámpara Jansjö y las sillas Ingolf; ella se coloca la lámpara de Ingo Maurer (la de las noticas colgando ¿qué habrá puesto en las noticas?) y las sillas transparentes de Philippe Starck

- las fotos que decoran el piso se las ha regalado Pepe Botella.

Vamos, el apartamentín que tiene cualquier periodista recién estrenada. Y desde allí manda su crónica, que contiene párrafos impagables: desde un comienzo humilde pero prometedor "Esta es mi primera crónica y sé que aún tengo mucho que aprender" hasta un profundo autoanálisis estilístico "Mi estilo no es nada vanguardista", pasando por el auténtico objetivo que la ha llevado hasta París "Espero que a las lectoras les sean útiles (sus selecciones de modelos) y que con ellas consigan crear un armario que les haga sentirse seguras y con el que destaquen por su simplicidad y elegancia". Aurg!

¿Y cómo la imaginación de una escritora novata va a superar las respuestas que dio en la entrevista que le hizo AR? "Título del libro que estás leyendo actualmente". "Hum... aaahhh... hummm... ehhh... bueno, es un libro que me regaló el tío Miguel, pero no me acuerdo del nombre... es sobre América Latina (qué moral tiene Miguel Boyer, es el hombre más optimista que conozco, pensar que la zagala se va a tragar tamaño tocho) pero aún no lo he abierto" "¿Sabes cocinar". "Hum... aaahhh... hummm... ehhh... ssss....no". "Personaje histórico favorito". "Hum... aaahhh... hummm... ehhh... Robin Hood". Maravillosa. Cualquier otra petarda hubiera contestado que está leyendo "El ser y la nada", que se había preparado para cenar un foie sobre lecho de manzanas verdes caramelizadas y coulis de arándonos con reducción de Pedro Ximénez y que su personaje histórico favorito es Teresa de Calcuta (o Juana de Arco, también muy citada en estas lides). Pues no. Ella contesta la verdad y la trufa de "osseass", golpetazos de melena al más puro estilo Carmina (que en paz descanse), sonrisas tatuadas y estudios de "comuniqueissonsss". Y es que sólo los billetes y la posición social son capaces de dar esa seguridad en sí misma, esa ingenuidad arrasadora, esa tranquilidad que te permite alargar las eses hasta el infinito, porque sabes que aunque seas medio lela no va a pasarte nada, porque aunque no pegues un palo al agua en tu vida no vas a acabar sobando en un cajero automático, porque duermes todas las noches sobre un colchón de glamour, euros y clase que no se compra en Lo Mónaco, porque todo a tu alrededor es perfecto y rosa, porque no te hace falta ser alguien que no eres para que te rindan pleitesía. Estoy completamente de acuerdo con Tamara: ella, con un Lagerfeld, destaca por su simplicidad.

P.D. Por supuesto que después de este post ya he perdido cualquier esperanza de convertirme en blogger de ¡HOLA! Ellos se lo pierden, porque ya les he dicho que servidora lee el SEMANA desde pequeña y nadie me supera en la sintaxis de titulares y entradilla tipo "Fulanita afronta su nueva vida", "La fiesta se celebró en un marco incomparable", "Fulanita y Menganito: 20 años de felicidad", "Zutanita de compras por París", "Menganita, feliz ante su próxima maternidad", "Zutanita nos abre las puertas de su nuevo hogar". ¿Lo ven? Echada a perder que está una.

miércoles, 16 de abril de 2008

Descubrimientos

En estos tiempos modernos que nos toca vivir, que canta El Zurdo, no sé si dice más de uno mismo los zapatos que lleva que los blogs que linka. En la columna de la izquierda tienen a su disposición algunos de los que visito habitualmente y que incluyen desde magníficas fotografías hasta exabruptos neocom (eso sí, muy bien exabruptados), pasando por tipos que viven la televisión desde dentro y que aportan una visión más que interesante sobre el tema, informáticos a los que atormento con preguntas absurdas de usuaria pavuncia (lo de ser informático es como ser médico, te pueden preguntar de todo en cualquier momento y lugar, se siente), publicistas que se dedican a reunir todas las tonterías que los del gremio tenemos que soportar y gente que le quita horas al sueño para escribir maravillosos relatos y a los que servidora odia entrañablemente (es decir, con las entrañas) porque no les llega ni a la suela.

Internet da para eso y mucho más (la verdad está ahí fuera, no se olviden), y lo que más mola es descubrir cosas nuevas y buenas, como el blog de Mercedes Castro y su novela "Y punto", novela que conocí a través del blog de Lucía Etxeberría y que me estoy leyendo con auténtico deleite (y con nervios, que tiene la pobre Clara Deza un mogollón que pa qué, con tanto delincuente y tanto tonto del haba alrededor) o el blog del Club Pickwick, al que me llevó de la manita un comentario de Súper Rosa Belmonte (faro y guía de cualquier columnista de provincias modelna que se precie, que la tía ha acabado participando en el especial del último episodio de "Los Soprano" -eso sí que es nivel, Maribel, y no escribir en el "ABC", en serio te lo digo-) y que me dejó ojiplática, boquiabierta, traspuesta, descolocada (todo esto ha de leerse con la voz de M.R., la tipa que hacía los comentarios de la boda de Farruquito y similares en los videos del Tomate). Por favor, no se pierdan la anécdota que cuenta en el Club Pickwick de Juan Luis Galiardo y Pepe Sancho, o el dibujico de Pérez Reverte en la RAE.

Y es que una tiene una incultura enciclopédica. Y la red se encarga de recordárselo constantemente. Recuerdo cuando a Joaquín Zamora le comenté que había escuchado en internet una canción llamada "My funny Valentine" en plan ¡mira lo que he descubierto, amigo!. Creo que Joaquín, uno de los tipos que más saben de música en el hemisferio norte, todavía se está riendo. Porque servidora es así de atrevida; desde su ignorancia supina se atreve a recomendarle a gente películas, libros y hasta blogs con comentarios del tipo "¡pero cómo! ¿no has visto "Uno de los nuestros"? ¡pero eso no es posible!". Con dos tomates. Y se queda tan ancha.

Esta mañana a las 8:00 han vuelto a fallar las desconexiones regionales de Onda Cero y han emitido la misma canción que pusieron ayer para salir del paso, una cosa medio country (sólo medio, que a mí el country no me gusta) que me ha molado mucho, pero mucho. No es que el tipo/a tuviera un criterio musical muy coherente, porque después ha cascado "Vístete deprisa" de la Orquesta Mondragón, pero en el ratico que me lavaba los dientes la canción me ha recordado a Jake Gyllenhaal bajando por la montaña como un loco para darle un beso en los morros a Heath Ledger, ya saben. ¿Que no saben? ¡Pero cómo! ¿No han visto "Brokeback Mountain"? ¡Pero eso no es posible!

Combatan mi incultura enciclopédica y mándenme sus descubrimientos favoritos en cualquier ámbito. Ustedes hacen de Edmund Hillary y yo de sherpa. Y si saben por casualidad el nombre de la canción, pues también me lo mandan. Ahora seguro que me llega un comentario diciéndome que el tema de esta mañana es la canción más famosa de Johnny Cash y quedo como el culo.

lunes, 14 de abril de 2008

Referentes

Veo a Carmen Chacón embarazada y ministra y pienso: ¡cómo mola! A lo mejor es que soy medio boba y Zapatero ha conseguido convencerme de que le vote poniendo a una preñada como Ministra de Defensa. O a lo mejor es por otros motivos. Por ejemplo, porque ver a Carmen Chacón embarazada y ministra, al margen de su capacidad o no para llevar a cabo la gestión del Ministerio -eso habrá que verlo con el tiempo- nos sirve como referente. Porque hay mujeres que seguimos necesitando referentes. Otras (qué envidia!) lo tienen todo clarísismo y no necesitan ejemplos que les ayuden a sobrellevar la carga de trabajo y de hijos porque saben quiénes son y hasta dónde quieren llegar, en muchos casos porque probablemente han tenido madres que han compatibilizado responsabilidades dentro y fuera de casa y les han servido como modelo. Pero hay algunas (servidora) a las que ver a mujeres en puestos de poder, empresarial o gubernamental, y saber cómo se organizan y gestionan su vida les ayuda a enfrentarse cada día a las suyas.

Cuando Lucía Etxebarría fue madre una de las primeras preguntas que le hicieron fue cómo iba a compatibilizar maternidad y literatura. "Eso no se lo preguntas a un hombre" contestó. Y lleva razón. Pero mientras sigan cuestionando la compatibilidad entre trabajo e hijos me ayuda más ver a la Chacón con su barrigota moviéndose entre militares que la supuesta liberación femenina que ofrecen las tipas de Gran Hermano saliendo en pelotas en el Interviú, qué quieren que les diga. ¿No les hacen entrevistas en la mayoría de diarios económicos a grandes empresarios que cuentan sus métodos para llevar a cabo prósperos negocios? ¿Y no las leen con fruición los aspirantes a Ortega, Hidalgo o hasta los que quieren ser remedos del Pocero, que alguno habrá? Pues a mí me pasa lo mismo: leo declaraciones de mujeres que trabajan, crían, viajan, entran y salen. Y más que "un cuerpo para el placer y una mente para los negocios" como decía Melanie Griffith en "Armas de mujer" lo que tienen son un par de hijos a los que intentan dedicarles toda la atención que les es posible, una pareja que comparte las responsabilidades y una red de seguridad formada por abuelos y canguros. Algunas, además, tenemos una celulitis incipiente (o instalada, en el peor de los casos) pero esa es otra historia.

Y ahora, la pregunta del millón: ¿se cogerá Chacón la baja de maternidad? ¿Si la coge demostrará que nadie es imprescindible y que teniendo un buen equipo y delegando debidamente tanto mujeres como hombres podemos cuidar de nuestros hijos? ¿Si no la coge y se incorpora casi de inmediato pondrá de manifiesto que las mujeres tenemos una fuerza tal que nos permite llevar p'lante un Ministerio y la lactancia materna al mismo tiempo? Pobretica, no me gustaría estar en su pellejo. Porque encima ni les cuento los chistes que va a tener que aguantar, chistes y críticas que deberían ser inherentes al cargo, no al estado.

El tema es largo y complejo, y da para varios posts. ¿Discutimos un ratico?

P.D. Prefiero un Presidente que coloca una mujer embarazada al frente de Defensa que a un tipo que afirma que "La izquierda no tiene gusto, ni siquiera cuando se trata de mujeres. En cuanto a que nuestras (candidatas) son más hermosas, digo eso porque en el Parlamento no tienen competencia". Pero ¿qué desayuna Berlusconi? ¿Mozarella contaminada espolvoreada con Viagra? Y lo que es peor ¿qué desayunan los italianos?

lunes, 7 de abril de 2008

Premoniciones

Ni la Bruja Lola, ni Aramís, ni Octavio Aceves, ni siquiera la Bruja Avería: los únicos que pueden predecir el futuro con un elevadísimo porcentaje de aciertos son los guionistas de las series de televisión. Aquí va una pequeña muestra:

- en "El Ala Oeste de la Casa Blanca" los paralelismos entre la carrera del senador hispano Matt Santos (interpretado por Jimmy Smits, ¿se acuerdan de "La Ley de los Ángeles"?) y Barack Obama son alucinantes

- mientras en Nápoles los problemas con la gestión de residuos en manos de la Camorra enmierdan la ciudad, en "Los Soprano" Tony Soprano, dueño de una empresa de reciclaje de basura (esto no es una metáfora ¡es un metaforón!) hace desaparecer vertidos tóxicos tirándolos en la ribera de un río

- en "Big Love" Harry Dean Staton interpreta al líder de una secta polígama de Utah (polígamos los tíos, claro, eso no hace falta ni decirlo, que dónde se ha visto que las mujeres tengan varios maridos, vamos) donde obligan a menores a casarse con viejos. Y en Tejas acaban de rescatar de un rancho a 137 niños (la mayoría niñas) que se encontraban a merced de un tal Warren Jeffs, cabeza visible de la Iglesia Fundamentalista de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (que digo yo que si uno se hace miembro de una iglesia con ese nombre ya tiene que ver venir las cosas).

¿Lo ven? Es un hecho científicamente comprobado: las series de televisión llevan una temporada de adelanto sobre la realidad. ¡Magnífico! pensarán ustedes. Pues no, porque ahora viene la peor parte: Ana Obregón ha fichado por "Hospital Central" para interpretar a una bióloga procedente de EEUU dispuesta a combatir un resistente virus. Toma. Ole. Anda. Con un par. A esto llevan las cenicas con Basile. Así que, según la teoría de la premonición televisiva, Ana podría ser la científica que en un futuro próximo se ocupara de acabar con la gripe o el ébola. Y yo me pregunto ante el porvenir que se avecina: ¿encargará Ana su bata de doctora a Dolce&Gabanna? ¿le llegará la falda a la altura de la senserreta? (seguro que Anita sería aún más feliz si la serie se desarrollara en la clínica gaditana San Rafael, aquella donde las enfermeras fueron penalizadas económicamente por no querer llevar falda corta; a ella le subían el sueldo, fijo) ¿llevará zuecos de Christian Louboutin con 14 cm. de tacón? ¿aislará a todos los pacientes varones menores de 25 años en una suite del Hotel Miguel Ángel y pasará la cuarentena preceptiva con ellos, como médica responsable que es? ¿hará un numerito de strip-tease agarrada al gotero? Dios mío, no quiero ni pensarlo. El futuro de la sanidad española en manos de la Obregón.

Personalmente me encantaría que Ana apareciera en "House" ¿se imaginan un diálogo entre ella y Greg? (no se rían, que la chica apareció en "El Equipo A" hecha un pimpollo y hablando un inglés que entiende hasta servidora). O a lo mejor sale en "Anatomía de Grey", ya que el otro día coincidió con el mismísimo Dr. Macizo ¡en una piscina! (ya me gustaría a mí bañarme en esa pisci, porque en el Mar Menor las especímenes del calibre del Dr. Sheppard se han extinguido, debe ser por lo del cambio climático) . La pena es que Vilches no va estar en HC esta temporada, porque tendríamos escenas de tensión sexual entre ellos para parar un carro. Y es que Anita Dinamita es una chica tan preparada que puede acabar con un virus mutante mientras se comporta como la Dra. Amor, jugueteando con sus extensiones y lanzándole miradas pícaras a Vilches desde sus ojos profusamente maquillados (si no se le ve la boca porque lleva mascarilla habrá que cargar las tintas en la máscara de pestañas, que eso lo sabe cualquier maquilladora que se precie). En fin, un cuadro.

Porque ¡cof, cof! (uy, perdón) no caerá la breva ¡cof, cof! (perdonen otra vez) de que ¡cof, cof, cof! ¡cof, cof! (no sé qué me pasa, no paro de toser) de que la mascarilla ¡cof, cof, cof, cof! (vaya tosera que me ha entrado... a ver...) le impida (parece que tengo un poco de fiebre... se me está revolviendo el estómago ¡arg!, qué angustia!... me estoy poniendo mala por momentos... espero que esto sea bacteriano, y no vírico...) hablar (por favor, no avisen al Central, llévenme a cualquier sitio menos al Central... ay!).

miércoles, 2 de abril de 2008

Sustancia

Mario, Mario, Mario... encima del armario. Y debajo. Y dentro del talego. Y fuera del talego. Y en "La Noria". ¿Dónde está mejor Mario? Con Jordi González, seguro: en el plató tuvo que encontrarse estupendamente, porque Jordi estaba totalmente fas-fas-fas-fas-fascinado, embriagado, obnubilado, epatado ante un señor como Mario Conde. Fascinación comprensible aunque no justificable; a mí también me mola Drácula pero no le invito a cenar a mi casa a no ser que tenga dos unidades de A+ de reserva en el frigorífico.

Conde empezó como si de un monje budista se tratara: largas pausas antes de soltar la frase (frase más declamada que dicha), mirada fija en algún punto del suelo, rictus triste y amargo, palabras llenas de humildad. Incluso un poemica recitó. Pero de vez en cuando enseñaba el colmillo y Conde volvía a ser el tipo vanidoso, el engreído, el más listo de la clase. Tenía que demostrar que está herido, pero no muerto: Sí, he pasado por la cárcel (injustamente) pero lo acepto como un tío porque acato el sistema judicial español. Sí, he conocido lo mejor y lo peor, he estado en el cielo y en el infierno, he comido caviar y bazofia carcelaria, pero aquí estoy. Ante ustedes. Y todo ello me hace reflexionar, y pensar, y cavilar, y continuar mi búsqueda espiritual... Bueeeeeno. Quiere ser el maestro Yoda pero se queda en Pei Mei, el monje cabrón de las cejas blancas de "Kill Bill". Sólo una apreciación: en lugar del poema tenía que haber cantando una estrofa de "Resistiré", la del Dúo Dinámico. El personaje le hubiera quedado más redondo.

Hizo gala de la famosa solidaridad taleguera apoyando a los Albertos y contando que les escribía los recursos a sus compañeros de cárcel (no a todos, claro, sólo a los que Conde entendía que lo merecían por no haber cometido delitos graves, que uno es chori pero honrao). Y el belfo se le levantó aún más cuando Jordi le preguntó si había sido fiel a su esposa, la lloradísima Lourdes, y el respondió que había sido "sustancialmente fiel". Tócate la peineta, Marieta. ¿Qué significa ser "sustancialmente fiel"? ¿Que metía la puntita nada más ("Don Juan, Don Juan...")? ¿O estamos más bien ante la distinción aristotélica entre "sustancia primera" y "sustancia segunda"? A lo mejor es una cuestión etimológica: si sustancia viene del latín "substantia" y ésta es una traducción del griego "ousía" (lo que está debajo) ¿no se es infiel si uno se pone arriba?

Uno de los resultados de tener a Simone de Beauvoir y a Sartre como ídolos adolescentes (cada una vive el fenómeno fan como le da la gana, también me vale ser seguidor de Juan Gómez "Juanito", que ambas cosas no son excluyentes) es que una acaba creyendo en aquello de los amores contingentes y los amores necesarios: lo de Simone y Jean Paul era un amor necesario, los rollos que tenían ellos por ahí eran amores contingentes. Y lo cree de verdad hasta que la experiencia le demuestra que, con un poco de buena o mala suerte, los amores contingentes se convierten en necesarios y el necesario pasa a ser innecesario, y todo se va a hacer puñetas. Es igual que la diferencia entre fidelidad y lealtad: "yo no soy fiel, pero soy leal", me dicen. Vamos, que zumbarse a otro/a por ahí está bien, pero contar que tu churri se hace el moco mientras ve la tele es desleal. La cuestión es: ¿tu churri conoce esa sutil diferencia semántica o cree que "lealtad" y "fidelidad" son sinónimos? Si la conoce y está de acuerdo, estupendo, pero si el único que la sabe eres tú, mal vamos. Cada pareja, o trío o lo que sea puede montárselo como quiera y dictar sus propias normas de convivencia (o de no convivencia), o ir inventándolas sobre la marcha para adaptarse a las situaciones que uno se va encontrando por el camino. Pero si no hay acuerdo (y no lo había porque, según el propio Mario, Lourdes no llevaba bien su éxito con las mujeres) uno no puede, y menos disfrazando la vanidad de sinceridad, contar que le ponía los cuernos a su mujer después de tirarse media hora loándola en un programa de televisión. Sustancialmente es de mal gusto.

Para mí fidelidad y lealtad misma cosa son. Así que si mi churri se pone aristotélico, o existencialista o metafísico y me suelta que él es sustancialmente fiel, yo le pongo sustancialmente la maleta en la puerta. Vacía, claro, porque la ropa, que es insustancial por aquello de las temporadas, que se la compre su madre. Sustancialmente.