lunes, 24 de septiembre de 2007

José Caine

Soy absolutamente capaz de elaborar un perfil de psicópata mientras me tomo un Cola-Cao. ¿Que no? A ver: varón blanco, entre 25 y 35 años, que ha sufrido abusos físicos y psíquicos en su infancia -madre castradora, padre maltratador-, de aspecto corriente. Vive solo o, como mucho con un gato al que acaricia mientras le cuenta quién va a ser su próxima víctima (también está la madre momificada en el cuarto de los trastos, que es otra variante). La casa ni les cuento cómo está de mierda, sólo tiene ordenadado el sitio donde están todas sus cosicas de psicópata. La pared la tiene decorada con recortes de prensa donde hablan de él (con lo fácil y lo baratico que te sale empapelarla con los rollos de Leroy Merlín, ahora que ha vuelto el papel pintado). Se relaciona con dificultad con los demás (normal, suele matarlos) y, por supuesto, sólo alcanza el climax cargándose a la chica en cuestión. Esto si es un psicópata sexual, porque si es uno de esos tipos que se dedica a poner bombas o a matar a gente aleatoriamente desde una azotea, es que tiene algún tipo de formación militar y sigue traumatizado por todas las escenas horribles que contempló al entrar en guerra.
¿Se dan cuenta? Estoy plenamente capacitada para que me fichen en el "C.S.I. "(me da igual Las Vegas que Miami que Nueva York, lo mismo me juego las perras al black jack que me pongo el bikini que me voy al MOMA), en "Mentes Criminales" (mola mucho, todo el día en el avión, de Quantico pa cá y pa allá) o en "El Comisario" las temporadas que toca asesino en serie (en las de bandas callejeras no, que yo soy muy fina y se mi iba a notar que me he infiltrado porque, claro, a mí los tops tan ajustados del Bershka que llevan las crías no me quedan muy allá; yo llevaría mejor algo de Marc Jacobs y eso canta mucho). El caso es que el único puesto que rechazaría sería el de experta en perfiles en el "R.I.S.". Y es que no quiero ni pensar el día en que Horatio Caine conozca a su homólogo en España (José Coronado). Se va a quedar con las manos en jarras y la cabeza ladeada para toda la vida, como la madre del Rey, que en paz descanse, porque ver cómo al otro lado del charco existe un grupo de expertos de la Científica que son iguales que tú y los tuyos (solo que todos blancos, aquí no hay ni hispanos ni negros) y a los que les pasan las mismas cosas (siempre hay una novata que no le hace caso al jefe y acaba malamente, y ese jefe tiene un pasado oscuro y traumático, y cara de estreñido para demostrar que tiene ese pasado oscuro y traumático) tiene que ser, como mínimo, inquietante. Imagínense un juego de espejos a miles de kilómetros. Lo que yo les digo: que cuando H. se entere se va a quedar traspuesto; seguro que le pide el ADN a José para ver si son hermanos. De todas formas, desde aquí seguiremos a Coronado y a su equipo a ver si aparece algún psicópata simpático, triunfador, con una infancia feliz y que se pone contento como todo el mundo, viendo la última del "As". Sería una novedad hasta para Grissom.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

Guionistas

Definitivamente, necesito un guionista. Veo "Cinco hermanos" (Cuatro y Fox) y compruebo cómo los Walker son capaces de mentirse, pelearse, decirse las verdades a la cara y perdonarse, todo en un mismo capítulo. Pero fuera de una serie somos más que incapaces (o incapataces, que diría Miliki) de hacer todo eso: lo más que llegamos es a mentir, algo que facilita la vida a corto plazo y la complica a la larga, porque cuando intentamos llegar de verdad a los demás no encuentras ni las palabras ni el momento, y cuando los provocas sólo queda una especie de malentendido flotando en el aire (yo no me explico bien, él-ella no me entiende del todo) que contribuye a enrarecerlo todo aún más.
Por eso es mucho mejor vivir en una serie de televisión: grandes tragedias que precipitan un final con el que se cierra el círculo, amigos que se pelean pero que perdonan y olvidan y frases acertadas y/o aceradas que te hacen caer del burro. Todo eso partiendo de la base de que te toque una serie de formato clásico, claro, porque como caigas en "Los Soprano" o en "A dos metros bajo tierra", vas listo. Lo más seguro es que después de decir una frase inadecuada acabes en el fondo de un muelle de Weekhawkende o en la funeraria de la familia Fisher.
Así que si uno pudiera contratar a un guionista para todos lo días, yo lo tendría claro: el de las réplicas de Ángela Channing para la gente que me pone de los nervios, el de Chandler Bean ("Friends") para tener la frase ingeniosa siempre a punto, el del agente Cooper ("Twin Peaks") para contarle mis sueños al psicólogo, el de Bree Van der Kampf ("Mujeres Desesperadas") para machacar a las dependientas de las tiendas de lujo y el de Nora Walker ("Cinco Hermanos") para decirle a la gente que quiero que la están cagando, pero que les sigo queriendo. Ah, y los de Horatio Caine ("CSI: Miami") por si alguna vez tengo que interrogar a un presunto culpable de homicidio, que nunca se sabe. Los únicos que tengo claro que no quiero son los de "Hospital Central" (Dios mío de mi vida, es pa mearse). Y los de "Aída" tampoco, que para decir una jartá de groserías me apaño yo solica.
Aunque también estoy pensando en utilizar el sistema de la Fox: retransmitir los directos con unos segundos de retraso para evitar que se cuelen imágenes o palabras improcedentes (la última, Sally Field recibiendo el Emmy por "Cinco hermanos" metiéndose con las administración Bush). ¿Se imaginan? Poder cagarla -según criterio de la Fox-, borrar y rectificar. A ver cuando venden el invento por internet. Me lo llevo.